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España España · Zaragoza
Voto de Kris:
9
Drama En 1885, a la edad de 29 años, ya Sigmund Freud (Montgomery Clift) se daba el lujo de confrontar a su maestro Meyniert... y pronto, de ilustre alumno, su asociación con el médico Josef Breuer (Larry Parks), lo convertiría en uno de los más notables investigadores sobre la histeria. Después, la neurosis, la interpretación de los sueños y el psicoanálisis, entre otros temas, tendrían en él a uno de los más fuertes exponentes de las nuevas ... [+]
20 de agosto de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Habitualmente las biografías que Hollywood produce sobre intelectuales y científicos son escasas en cuanto al legado de sus protagonistas y prefieren centrarse en el perfil humano de las figuras en cuestión. Naturalmente es el elemento más accesible en detrimento de argumentos no demasiado populares que requieran cierta familiaridad con el campo de estudio, riesgo de resultar complejas, o en el mejor de los casos aburridas para el público más ancho. Y a Hollywood no le gusta el riesgo ni tentar la taquilla. Pero de vez en cuando salen guiones maestros que resultan seductores sin renunciar a la didáctica y, de paso, respetando la obra del personaje que encabeza el cartel. Sin duda es el caso de la sociedad entre el guionista Charles Kaufmann y el pensador Jean-Paul Sartre que consigue un equilibrio perfecto y accesible entre drama y la obra del enmarañado padre del psicoanálisis Sigmund Freud. No es seguramente de las películas más citadas de John Houston pero en mi opinión es de una total maestría. Houston en 1962 opta por retomar el blanco y negro, recuperar el viejo expresionismo y rodar con apariencias del cine negro o, en ocasiones, incluso sin hacer ascos al terror de Serie B de los cuarenta. Un entramado técnico al servicio de los misterios del subconsciente y como aflora entre sombras recortadas o en brumosas pesadillas. Es más que probable que el apocado y melancólico Freud que crea Montgomery Clift poco tenga que ver con el doctor austriaco aunque la película se centre en su juventud, a saber más insegura. También es posible que esta línea no fuera tan intencional en la creación del personaje como fruto de la situación del propio Monty, en pleno proceso autodestructivo por el consumo de alcohol y drogas que incluso desató la desesperación de unos estudios que acabaron llevándole a los tribunales. Con todo la película funciona asombrosamente, la apuesta de Houston sale redonda, elegante y acompaña con una banda sonora sobresaliente.
Kris
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