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España España · Madrid
Voto de Alvaro3:
2
Ciencia ficción. Aventuras Inglaterra, 1899. Un científico construye un vehículo que le permite viajar a través del tiempo. Con él emprende un alucinante viaje a través de los siglos y es testigo, entre otros acontecimientos, de la Segunda Guerra Mundial y de un holocausto atómico en 1966, del que sale ileso. Su último destino es un paradisíaco lugar del futuro, cuyas gentes viven en el año 802.701, donde le tocará vivir una increíble aventura. (FILMAFFINITY)
20 de septiembre de 2010
38 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al cine de ciencia ficción “clásico” el paso del tiempo le sienta particularmente mal.

Los estragos del tiempo son considerables si la película en cuestión hace un alarde intensivo de efectos especiales - como ocurre en el presente filme- pues el estándar actual ha alcanzado tal excelencia que ver con ojos de espectador moderno los “cutre-trucos” que se empleaban en otras épocas del cine (merecedores incluso de un Oscar) nos provocan hilaridad y, en el mejor de los casos, si se tiene un espíritu benevolente, cierta ternura comprensiva.

Y resulta irónico que a una película que juega con la idea del tiempo, éste le haya pagado de tan mala manera.

Tras un magnifica prólogo de 20 minutos (en donde se presentan de forma magistral los personajes y se explica con nítida claridad narrativa la tesis de la “cuarta dimensión” (*)) la película deriva hacia un muestrario de paupérrimos efectos especiales de serie Z, que impide tomarse mínimamente en serio el film.

Y es que las maquetas son tan rematadamente cutres, los depravados monstruitos tan sumamente candorosos, los efectos de “cámara rápida” tan chuscos a ojos actuales que provoca no sólo que no te lo puedas tomar en serio, sino – lo que es peor- que ni siquiera sigas la película con interés.

Hay dos momentos en la película que me divirtieron especialmente:

- El descabellado y- como no podía ser de otro modo- inoperante intento de Rod Taylor de abrir dos ocasiones, robustas puertas de acero macizo de un mínimo de medio metro de grosor a base de grimosos rascamiento con las uñas. ¿Dónde andaba perdido el Director para decir un ineludible “¡¡¡Corten!!!”

- El proceso de putrefacción del cadáver de uno de los entrañables monstruitos. En un determinado momento se le “desengancha” un ojo con el divertido efecto que recuerda a esas gafas de los rastrillos navideños que incorporan dos ojos que se menean al andar del usuario...

Hay muchos momentos jocosos, pero tampoco es cuestión de cebarse con saña. Al fin y al cabo todos somos victimas y damnificados por el tiempo. Creo que en algunos relojes se incorporaba en su esfera una leyenda que rezaba: “Todas hieren, la última mata”

(*) El amigo Nolan, perpetrador de ese galimatías embarullado que es “Origen” debería analizar, con aplicado interés de escolar estos 20 minutos, y aprender como deben contarse bien las cosas. Soberbia introducción que desgraciadamente se malogra en cuanto la maquina de efectos especiales se pone en marcha.
Alvaro3
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