La película me ha decepcionado un poco, arranca muy bien con esa elegante presentación, pero al final me parecido bastante floja, me esperaba algo más.

El guión, el reparto y la música, son como instrumentos de una banda que no son capaces de sonar al compás y hacerte olvidar si tienes que echar gasolina al coche o lo que vas a desayunar mañana.

Aunque siempre es agradable volver a ver a Jean Reno, su presencia no es suficiente para puntuar la cinta ni con un 6. Sí que hay algunas escenas entrañables, y una de ellas, cuando se disfrazan, me hizo reír de verdad, pero el resto de la cinta no mantiene la calidad, y me ha dejado al final con ganas de "algo más".

Es una pena, la verdad, porque se pasa un rato agradable, pero, como a la mayoría de cine francés que he visto, a mi juicio le falta mucha magia.