No conozco ningún futbolista en donde en su partido homenaje saque lo mejor de toda su carrera. Es normal. Una despedida es sobre todo para pasarlo bien, reencontrarse con viejos amigos y echar la última cana al aire en tu profesión.

Por eso no hay que ser muy duro cuando una megaestrella como Gene Hackman hace aquí su último trabajo antes de irse a pescar tranquila y merecidamente.

A mí tampoco me gusta eso de morir con las botas puestas o de irte de este mundo en el escenario. No creo que sea inteligente. Trabajar está muy bien, pero llega un momento en que hay que disfrutar de otras cosas y pasar los últimos años de tu vida con otras actividades que probablemente nunca pudiste hacer. Por eso que el señor Hackman se retirase aún en plenas facultades me parece la decisión de un hombre brillante y cabal, y espero que disfrute porque se lo ha ganado con creces.

“Bienvenido a Mooseport” no es una buena película, pero sí un perfecto colofón. Hackman es todo en la cinta, y el papel le viene como anillo al dedo. Uno se imagina a ese presidente de “Poder absoluto” de Clint Eastwood, que se retira a jugar al golf en un pequeño pueblo de Maine, dejando atrás una vida muy intensa y complicada, y allí comienza su última lucha y como buen político dará el último coletazo. Y encima haciéndonos reír.

Disfruta de la vida Gene, nosotros haremos lo mismo con tu cine.