Leo muy atentamente algunas de las críticas que se han escrito hasta ahora de este bodrio alemán titulado “Mein Führer”, y me llevo la sorpresa que algunos realmente la han votado muy negativamente porque intuyen en ella una defensa de Hitler y sus circunstancias personales a la hora de tomar decisiones políticas.

No es mi caso, si recibe esta nota por mi parte es debido a que como comedia no tiene ni puñetera gracia, los alemanes hacen mil cosas bien, pero hombre el humor no es su fuerte. Si el director suizo germanoparlante y judío Dani Levy, quiere meterse en camisas de once varas está en su pleno derecho (yo le aplaudo), pero que lo haga bien, y no nos brinde una de las peores películas alemanas de los últimos años.

Coincido con otro compañero que apunta a que como obra de teatro posiblemente ganaría enteros, ya lo creo, son precisamente los actores los que sostienen toda la película e impiden que la quites antes de tiempo.

Todos los temas, independientemente de la crudeza o importancia de los mismos, se pueden tratar desde una vertiente cómica, el problema es que el sentido del humor no es una virtud que haya regalado la naturaleza a todos por igual, y desde luego el señor Levy debería de mirárselo si se troncha con esto.

Uno de los grandes petardazos europeos que recuerdo… aburrida, inverosímil, desenfocada y más cercana al estreñimiento que a la sonrisa.