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España España · Valladolid
Voto de vircenguetorix:
5
Drama Adaptación cinematográfica de la última e inacabada novela de Francis Scott Fitzgerald. La acción se desarrolla en los años treinta, la época dorada de los estudios de Hollywood, y trata sobre la desmedida ambición y falta de escrúpulos de los que están dispuestos a utilizar todos los medios a su alcance para conquistar la gloria: aspirantes a actores, escritores y productores cinematográficos. (FILMAFFINITY)
15 de febrero de 2008
35 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ahora que los guionistas de Hollywood están de huelga y reivindicaciones merecería la pena volver a visitar “El último magnate” para comprobar como los labradores de todo este negocio siempre han sido los peor pagados y a los que menos se ha invitado siempre a la fiesta de la recogida de la cosecha. Pasaba en los años treinta, pasa ahora y pasará siempre, ya que los productores tienen un concepto de propiedad no sólo de todo lo que rodea la creación sino también de las personas, cosa que hay que combatir.

Al margen de ello, siento lástima que uno de los más grandes de todos los tiempos como Elia Kazan se despidiese del cine con una de sus peores películas.

Con una factura clásica y con un elenco de actores enorme –entre ellos me quedo con la actuación de Robert Mitchum- y prodigioso, muy del gusto de la década –aunque esta no vaya de catástrofes- “El último magnate” es un intento fallido de mostrarnos el ascenso y caída de un tiburón del negocio del cine, producido, como no, por unas faldas.

A pesar de las más de dos horas de metraje, la historia no da para más de una hora, el resto, son interminables secuencias, demasiado cansinas, donde Kazan se recrea con los actores pero que no aportan nada a la narración y que le hace perder un ritmo que no obtiene en ningún momento.

Está basada en una novela inacabada de esos escritores un tanto plomizos de la literatura norteamericana como es Francis Scott Fitzgerald, pero que evidentemente como miembros del imperio siempre tendrán más lugar del que artísticamente merecen. El guionista Harold Pinter, sólo consigue en muy contadas ocasiones mostrarnos el verdadero Hollywood, y es más con las miradas que con las palabras, donde encontramos las mejores escenas, muchas de ellas de un romanticismo demasiado caduco para la época.

Por cierto el propio Kazan demuestra tener un amplio sentido del humor, al introducir un personaje de origen griego anticomunista con gran intolerancia caricaturizando también a los derechistas, y dejando claramente que él fue un hombre progresista que si hizo lo que hizo en un momento de su vida no fue desde luego por traición, sino porque aquello en lo que creía había perdido el norte, algo que sucedió a miles y miles de personas decentes.

Poco más, una película que no quedará en la retina de casi nadie, y que demuestra que el gran Kazan, el de los años cincuenta, quedaba ya muy lejano.
vircenguetorix
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