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España España · Valladolid
Voto de vircenguetorix:
4
Romance. Comedia Kate Armstrong (Zeta-Jones), reputada chef de un restaurante de moda de Manhattan, es tan apasionada que cautiva y a la vez intimida a la gente que la rodea. Pero el amor propio de Kate se tambalea cuando tiene que hacerse cargo de su sobrina de nueve años (Breslin) y, al mismo tiempo, resolver sus diferencias con Nick (Eckhart), su nuevo ayudante de cocina. Él es un hombre alegre y bastante irresponsable, pero la química que hay entre ... [+]
13 de septiembre de 2008
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de mis mejores amigos es cocinero, sí, cocinero cocinero, ha trabajado en muy buenos hoteles, restaurantes de postín y ha sido ya jefe de cocina. Me río mucho con él. Tiene centenares anécdotas graciosas de los fogones y ese punto característico del gremio que sin embargo no encuentro en esta sacarina llamada “Sin reservas”. Claro es posible que el ambiente que yo conozco no se tan chic como el de la señora Douglas y el señor Eckhart, pero independientemente de los tenedores y clientela que tenga el restaurante casi todos los cocineros tienen algo en común: Tienen los dedos como pollas de grandes. Los inevitables cortes con los cuchillos, las quemaduras del aceite, el agua, el frío y el calor que allí se sufre y mil cosas más hacen que la dilatación de sus extremidades sean evidentes.

Por eso cuando veo a dos actores que tienen chacha en casa, con manos de pianista que intentan parecer avezados cocineros me da la risa.

Quizás podría ser perdonable, el cine es un arte donde hay que hacer la vista gorda a muchas cosas, cosa que no pasa con la arquitectura o la escritura. Si un edificio se cae es que no está bien y si hay una falta de ortografía es que hay un error. Con el cine no, podemos poner a una pija un mandil y decir que es un chef, y tragamos.

Pero eso no es lo peor, lo infumable es la previsibilidad de todas y cada una de las secuencias que van a venir. Carente de originalidad y con una historia de amor pensada para “ellas” se consume tan rápido como se olvida.

No se puede pretender vendernos un producto de alta cocina cuando realmente te están ofreciendo una mera hamburguesa. Y eso es lo que es esta película.

Por cierto el director ugandés –no, no es negro- Scott Hicks, ha pasado en diez años de dirigir “Shine” a esto. No, si al final no va a ser tan malo ser pobre, hay que ver que de idiotas acaban los ricos.
vircenguetorix
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