John Mackenzie es un director muy irregular, de esos que te sale el tiro al centro de la diana o a Cuenca, según toque, pero tiene dos películas que ya valen su peso en oro, “El cuarto protocolo” y “El largo viernes santo”. Dos obras del mejor cine británico al que ningún americano puede imitar.

De la primera ya comenté en su día, me sigue pareciendo la mejor adaptación de las novelas de Frederick Forsyth y un trabajo de Michael Caine espectacular. De la segunda que es anterior en el tiempo, me toca hablar hoy.

Una de las obras capitales del cine sobre la mafia. La incluyo sin lugar a dudas en mi decálogo de películas favoritas sobre el tema.
Magnífica la evolución argumental y tensión narrativa a la que vamos asistiendo. Brutal.

¿El mejor papel de toda la carrera de Bob Hoskins? Pues no diría yo que no. Además perfecta Helen Mirren y secundarios de nivelazo, entre ellos Pierce Brosnan. Y es que la dirección de actores de John Mackenzie siempre ha sido uno de sus puntos fuertes.

Lo maravilloso es como te metes en la historia, el hiperrealismo que transmite, parece ese tío del barrio muy cabreado. Aquí las fantasmadas adolescentes, de mucho ruido y pocas nueces están prohibidas. Esto es cine verosímil. Sacado de la calle, no de un publicista de colonias o de un creativo de videojuegos.

En su debe, yo apuntaría un par de cuestiones. El principio como han dicho por ahí ya, es algo flojillo, le cuesta despegar. Y luego la trama del IRA es creíble narrativamente pero no cinematográficamente, ves aquellos tipos y aunque infunden respeto no terminas de creerte que sean terroristas.

Por cierto, no lo sabía, el otro día me contaron que están preparando un “remake”. ¿No sería mejor, más barato y más cultural, difundir la original que tan poca gente ha visto y que es un peliculón? Ya sabemos que no, el negocio lo primero.

Eso sí, luego muchos se apuntarán al carro.

Nota: 8,2.