Haz click aquí para copiar la URL
España España · Valladolid
Voto de vircenguetorix:
6
Drama En 1920, Gran Bretaña contaba con dos atletas excepcionales: Harold Abrahams y Eric Lidell. Las razones que los movían a correr era tan diferentes como sus vidas: pertenecían a mundos distintos, cada uno tenía sus propias creencias y su propio concepto del triunfo. (FILMAFFINITY)
22 de mayo de 2007
126 de 164 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya dije en mi critica de “Las montañas de la luna” que el cine no es un medio útil para conocer la historia del hombre; sí es atractivo –que no es poco- pero no es desde luego riguroso para acercarse medianamente a un conocimiento serio de nuestro pasado. Es más por mi experiencia puedo decir que de las cien creencias más importantes históricas totalmente erróneas de la gente, por lo menos noventa se deben al cine.

No se preocupen “Carros de fuego” no es una de ellas, precisamente porque no deja de ser un tema menor que sólo importa a los especialistas del asunto, por lo tanto los continuos errores y mal intenciones en la película carecen de importancia al gran público.

Empezaré comentando que en 1981 la gente tenía mono de Juegos Olímpicos. El bluff de 1980 en Moscú debido al boicot norteamericano y de sus aliados había dejado un sabor de amargura y sobre todo de ganas de barrer en la obtención de medallas en Los Ángeles 1984. Dentro de la promoción de búsqueda de éxitos y medallas de los británicos se inserta “Carros de fuego”.


Para su historia chauvinista Hugh Hudson escoge obviamente unos juegos muy atrás en el tiempo –para evitar la guerra fría y los años del nazismo de los años 30 y que no parezca que es política-. Se trata de los Juegos olímpicos de París de 1924 que comenzaré diciendo que supusieron un gran fracaso para los británicos. Eso para empezar aunque Hudson venda otra cosa. Desde la creación de los juegos suponen el primer momento en que el Reino Unido no estuviera ya presente entre los mejores del medallero, y fue ampliamente derrotado por los norteamericanos, la gran revelación que fueron los finlandeses y por los anfitriones franceses. A partir de París Reino Unido comienza su declive olímpico y perderá cantidad de medallas tras medallas hasta hoy –con la excepción curiosa de la última de Atenas-.

Para que se hagan idea del fiasco no ganaron una sola medalla en deportes típicamente británicos como fútbol, hípica o rugby y ninguna de oro en otros como vela, esgrima, tenis, polo...Y de las 30 medallas posibles en tiro solo se llevaron tres.

En atletismo la cosa no fue tampoco muy bien y sólo respondieron como excepción los velocistas. Curiosamente es de quien trata la película y sólo de ellos. La impresión que me transmite Hudson es que le importa más bien poco el deporte y el atletismo. Es más para hacer la película parte de un resultado: Una victoria británica. Si esta hubiera sido en otra distancia o en otra disciplina o en otros juegos lo hubiera escogido en vez de los 100 metros de París si allí no hubiera ganado uno de los suyos.

Y es que la película tiene decenas de disparates sacados de la manga del director y guionista, entre ellas su fancofobia. Plantear que un corredor francés empuja a Eric Lidell en un encuentro amistoso internacional es una vergüenza, -para empezar fue en un Escocia-Irlanda- y se cayó el sólito.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
vircenguetorix
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow