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Voto de irian hallstatt:
7
Musical. Thriller. Comedia. Terror La familia Katakuri acaba de abrir una casa de huéspedes en las montañas, pero con la mala fortuna que su primer cliente se les suicida. Para evitar problemas deciden enterrarlo en el jardín. Las cosas no mejoran con su segundo cliente: un famoso luchador de sumo que muere teniendo sexo con una menor.... (FILMAFFINITY)
7 de abril de 2007
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otro ataque sorpresivo de Miike. Otra desenfrenada y alocada propuesta, chispeante y mágica poción que, al menos durante lo que dura la película, te da un subidón total.
Las idas de olla de Miike son increíbles y meritorias. Parece que mientras su hemisferio izquierdo anda patas arriba y delirante, el derecho intente casar los desvaríos de su vecino, dar forma y elaborar el producto. Porque no basta con la imaginación desbordada, con el plantar aquí y allá lo primero que se nos pasa por la cabeza; no aguantaríamos 5 minutos ante a pantalla. Hay que conocer las reglas para luego romperlas sin que el tirón nos sacuda en pleno rostro. O mucho me equivoco, o así trabaja este tipo, haciéndole creer a su delirio que es libre, que no hay lugar donde no pueda llegar, pero llevándolo por donde finalmente él quiere.
La historia de “The Happiness of the Katakuris” es lo de menos, lo importante es como me la cuentan; así debe ser. Las histriónicas y esperpénticas interpretaciones, los cochambrosos números musicales, y las escenas que no consigo ubicar y no vienen a cuento, han de venir equipadas con un oculto mecanismo que las conecta directamente con mi subconsciente, si no, no me explico como he permanecido embobado hasta el final de este extraño monstruo (en el buen sentido). Creo que es su humor sin riendas y su dinamismo y vitalidad apabullantes, Miike jugando con todo lo manipulable, lo que tiende tres hilitos: uno para anudar mi atención e interés, y otros dos para tirar de la comisura de mis labios, para atraerme a base de sonrisas y un perpetuo preguntar “¿Cómo lo consigue?”.
Miike debe dirigir y proyectar como los niños juegan, por pura y dura motivación intrínseca, y si te implicas en su juego, flipas. Divertimento y desfase, sin ataduras pero controlado. La capacidad que otros querrían tener y compensan poniendo a parir a este señor.
irian hallstatt
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