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Argentina Argentina · capital federal
Voto de gonzafer85:
8
Drama Después de cuatro años de separación, Ahmad viaja de Teherán a París a petición de Marie, su esposa francesa, para resolver los trámites de su divorcio. Durante su estancia, descubre la conflictiva relación entre Marie y su hija. Sus esfuerzos para mejorar esa relación sacarán a flote un secreto del pasado. (FILMAFFINITY)
7 de noviembre de 2013
48 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace mucho que no veía una película tan sincera, sin prejuicios, pre conceptos, ni arquetipos; los personajes se van descubriendo uno a uno de principio a fin, justificando las dos horas diez minutos de duración. Frescura, eso es lo que caracteriza mayormente este nuevo trabajo de Asghar Farhadi, director de la ganadora al Oscar como mejor película de habla no inglesa, ‘La separación’. Puntos de contacto entre ‘El pasado’ y ‘La separación’ varios: el choque cultural, niños envueltos en situaciones de adultos, una mirada reflexiva sobre las relaciones amorosas, temas como el divorcio, el orgullo, la verdad y el perdón. También, la manera de narrar: esa forma de imbricar elementos y momentos de la trama como un tejer de telarañas; la forma narrativa como medio y como fin, donde el final no importa, se deja abierto para que complete el espectador a gusto.

Ahmad (el personaje más entrañable, lejos) llega al aeropuerto y, desde los primeros planos, insonoros por el vidrio que lo separa de Marie (el personaje menos entrañable, lejos, interpretado por la argentina Berenice Bejo, la protagonista de otro film galardonado, ‘The Artist’), se pone en juego uno de los grandes temas de la película: la comunicación (o la dificultad de). Un tema que atraviesa a todos los personajes y a todas las relaciones entre ellos: entre adultos, entre niños y entre adultos y niños/adolescentes. Ahmad es el (ex)marido de Marie y viene a firmar el divorcio, ya que ella va a casarse con otro hombre, Samir. Marie tiene dos niñas, la adolescente Lucie y la pequeña Lea, de distintos padres (ninguno es Ahmad) y Samir sería su tercer matrimonio, quien a su vez tiene un hijo pequeño, Fouad, cuya madre (esposa de Samir) se encuentra en coma por intento de suicidio. Así de complejo, así de disfuncional. En este sentido, el divorcio es lo de menos en términos de ruptura institucional (a diferencia del film ganador del Oscar), aunque al principio Farhadi lo usa como elemento importante, para luego ir develando el fondo del asunto (varios asuntos en realidad).

Por un lado, la tensa relación entre Ahmad y Marie: sentimientos reprimidos al borde del colapso, muchas miradas y pocas palabras producto de un pasado que dejó cosas pendientes, despecho y vacío. El vacío que viene a ocupar Samir, quien a su vez intenta tapar el suyo, el que dejó su esposa en coma. Ni más ni menos que las decisiones equivocadas (o no) de la vida real, de las personas complejas que somos, con carencias, necesidades y miedos, impulsivos, errantes, masoquistas, egoístas y haciendo lo que podemos (y no lo que queremos por lo general) para conseguir el fin último y más importante: la felicidad o, al menos, el alivio.

Por otro lado, los niños en situaciones adultas. Como en ‘La separación’, un tema al que vuelve el director, esta vez, de alguna manera, más al extremo. Fouad es el personaje más sobresaliente en este sentido, de aquí para allá, de casa en casa, escuchando todo, asimilando la mayoría, entendiendo poco (o eso es lo que creen los adultos). Es el abandono de la inocencia, el despertar de la conciencia, la furia contenida, la comunicación imposible (no por nada dicen que la etapa más estresante es la niñez).

Con otra edad tenemos a Lucie, en una etapa de mayor rebeldía, con plena conciencia y en el despertar de la moral adulta (odiosa e inevitable) que juzga, sin entender del todo (dada la inexperiencia): la adolescencia. Es un personajes clave porque es quien guía la telaraña luego de que el tema del divorcio pasa a segundo plano. Primero, pone en escena el tema de “decir la verdad”, no como elemento aleccionador, sino como elemento liberador. Que cierto (y que acierto, y que bien narrado): es preferible decir la peor verdad antes que vivir atormentado por el secreto. Y qué cierto es que elegimos muchas veces lo segundo. Es también ella quien desata el interrogante que pone en jaque a Marie y a Samir, su relación y su futuro, y quien ingresa el elemento más perturbador del film: la culpa. La culpa que busca culpables (que es la peor), la que desespera a Marie y Samir, la que los impulsa a seguir buscando un motivo que los alivie. La culpa que busca culpables por no afrontar las decisiones tomadas y hacerse responsables. La culpa que carcome, aún cuando no hay nada malo en el amor pero sí en las formas, inculcadas o no, que lastiman a otros.

www.quecinemirar.blogspot.com
gonzafer85
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