26 de octubre de 2015
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de haber puesto el listón tan alto, Nic Pizzolatto la tenía difícil al encarar la segunda temporada de True Detective. Y como somos tan medidores de las cosas a partir de las comparaciones, hay que decir que esta temporada de 2015 ha quedado ligeramente en deuda con los que nos llamamos fanáticos de la serie policíaca. Mucho aire criminal, mucha corrupción por todas partes, mucho ambiente sórdido -eso sí, buen música-, mucha droga y desvarío, pero poca fuerza en la trama. Salvo dos capítulos (el segundo y el cuarto) se logra sentir que algo está pasando en medio de un tejemaneje que la mayor parte del tiempo se le sale de las manos al guionista. En los demás capítulos, los atisbos de crudeza y de complejidad en los personajes, de megalomanía y de humillación, solo son unas muestras (como las del supermercado) de que se está ofreciendo un producto decente, pero no se va más allá. Al contrario, queda el sabor amargo de que hubo mucho ruido sin necesidad.
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