Un pequeña obra de teatro dentro de otra obra de teatro: así podría decirse de esta película de Robert Altman en la que sus personajes son jugados por un destino que, bien definido, va insertando al espectador en su trama. Las actuaciones, por supuesto, están para un deleite especial de candidez y espontaneidad, debido sobre todo a que lo divertido y macabro se forjan en un pueblo en el que nunca pasa "nada" y la policía se da el gusto de no tener a quien detener en sus celdas y más bien dedicarse al teatro o a la pesca. Es el "asesinato" de la anciana es el que fomenta la creación teatral de la siempre dispuesta a hacernos pasar un maravilloso rato Glenn Close.