Aunque no está incluído oficialmente, podríamos añadir a Ti West en ese grupo de jóvenes ( y alguno no tan joven) directores que en el esperpéntico y pesimista panoramal del cine de género actual se esfuerzan en conseguir productos de terror atrevidos y grotescos que sin perder su punto de mira en los viejos tiempos ofrecen un rsultado original de sus obras. Acuñado como el "Splat Pack", dentro de él encontramos a Eli Roth, Rob Zombie, Alexandre Aja o James Wan. Ante todo, en sus películas nos topamos con un amor incondicional al género, constante totalmente obligada para conectar con el fan y realizar un cine de terror tremendamente admirable.

Aunque "The House of the Devil" no sea ni mucho menos la ópera prima de Ti West (ya se había ganado un nombre con productos como "The Roost", "The Trigger" o la divertida secuela de "Cabin Fever"), en ella West se desnuda para realizar un homenaje total al terror añejo, con una puesta en escena lejos de efectismo y con muchas de las constantes de ese cine de drive in. Lo más importante es que West no se limita sólo a copiar, sino que como los grandes nombres del "Splat Pack" asimila y pasa por su filtro personal para ofrecer un producto fresco, seco, de puesta en escena cortante y un aura eroticamente atrayente.

Comparado, con un Polansky primerizo por el magistral uso de la atmósfera, su look "amateur" no debe tomarse como algo peyorativo, sino como un recurso más que potencia ese toque barato que lleva intrínseca esa suciedad constante de este tipo de producciones. Lentes (está filmada en 16mm, formato muy popular en los 80) movimientos y trucos cámara e incluso la aparición de alguna vieja diva del género como Dee Wallace o Mary Woronov (por no mencionar a un gradioso e inquietante Tom Noonan) forman constantes guiños al amante del género, siendo esta conexión cineasta-espectador algo muy a tener en cuenta a tenor del origen de fan los miembros del "Splat Pack", a sabiendas que una vez fueron ellos los que estaban sentados en las butacas disfrutando de esas grandes piezas que ahora tienen el buen gusto de homenajear.

Excelente trabajo de dirección, y con un tempo narrativo perfecto, la película emerge en un explosivo y grotesco clímax final, perfecta simbiosis con la tranquilidad y agobio previos, que construye un ya clásico moderno del género. Un producto que quien tenga el prisma y gustos desviado hacía ese terror barato pero tremendamente efectivo y de calidad de los años 70 y 80 podrá saborear, hecho por alguien con mucho amor hacia esa cinematografía denostada pero querida por muchos de nosotros, amantes de esos cuentos ásperos perfectos para una noche de Halloween.