Si bien su arranque es prometedor, y plantea una premisa argumental que presenta, con fuertes ribetes cómicos (eso sí, muy contenidos), una trama psicológica de fuerte carga y complejidad emocionales, el desarrollo narrativo posterior empieza a desbarrar —privando de un mínimo de sentido a la evolución lógica del personaje— y deja al descubierto, de manera evidente, que todo el metraje posterior no pasa de ser sino un vehículo para la exhibición, tan generosa como rotunda, de la esplendorosa carnalidad de su protagonista femenina, una Laura Antonelli en la cúspide de su esplendor físico, muy por encima de unas dotes interpretativas poco más que discretas. Una cinta para el olvido.