Haz click aquí para copiar la URL
Voto de cinedeautor:
7
Drama. Fantástico Una solitaria ama de casa de mediana edad atiende a un soldado con la enfermedad del sueño, cayendo en alucinaciones que desencadenan en sueños extraños, fantasmas y romances. (FILMAFFINITY)
8 de abril de 2016
18 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablar del genio tailandés Apichatpong Weerasethakul resulta complicado, pues es un director tan misterioso que hace que sus películas resulten herméticas. Sus mensajes cifrados y sus continuos planos metafóricos se han ganado la admiración de un público, que se ha vuelto fiel a todo lo que hace. Pero ese estilo tan peculiar, como el que pueden tener otros como Terrence Malick, ha hecho que le odien también. Una técnica basada en planos prácticamente fijos – como las últimas películas del recién fallecido Manoel de Oliveira – y sin un argumento férreo, el cual va navegando entre el surrealismo y el documental para hablar en su mayor parte sobre la historia pasada de Tailandia, la religión y la política.

Cemetery of Splendour ha causado polémica hasta antes de ser proyectada. Ya en mayo sorprendió a la mayor parte de los críticos al ser elegida como parte de la sección “Un certain Regard” del Festival de Cannes, cosa que no se entendía cuando era la primera película del tailandés tras haber salido victorioso del certamen francés cinco años atrás con El tío Boonmee recuerda sus vidas pasadas. Una decisión que le restó protagonismo al film, que hubiera podido lograr algún premio perfectamente.

La película comienza con un grupo de soldados haciendo una excavación un tanto misteriosa para momentos después presentarnos a la protagonista, una ama de casa que va a empezar a trabajar en un hospital improvisado y construido sobre una vieja escuela. Allí, unos militares descansan en una cama debido a una extraña y misteriosa enfermedad que los induce al sueño. ¿Qué les ha ocurrido? No lo sabemos. Los médicos han instalado unas máquinas para que no tengan pesadillas y, en su lugar, sueñen cosas tranquilas. La protagonista conocerá allí a una médium que hace de intermediaria entre el paciente y los familiares.

Cemetery of Splendour bebe de las dos películas más importantes de Weerasethakul. Primero porque el tailandés vuelve a situar su historia en un hospital, como ya hizo con Síndromes y un siglo, un drama romántico basado en la historia de amor real que tuvieron sus padres, y segundo porque, al igual que “Tío Boonmee”, la fantasía se entremezcla con la realidad para contar la historia, pero a diferencia de su anterior trabajo, aquí lo onírico está todavía más impregnado, convirtiendo el film en un realismo mágico que hace imposible casi separar las dos partes. Pero eso no supone ningún problema, puesto que el director pretende hacer una radiografía intimista de la sociedad tailandesa y, como bien es sabido, la mayor parte de la población es budista, por lo que supone una visión inteligente con el fin de mostrar esas preguntas que se hacen todos acerca del cielo, la reencarnación y demás.

Con los continuos planos estáticos con los personajes merodeando por el cuadro mientras hablan acerca de sus vidas o acontecimientos personales, Apichatpong no se cansa una y otra vez de utilizar una técnica que parece que ya está más que pulida. La vaga línea narrativa que sus películas siguen ha sido una de las grandes críticas de sus detractores; sin embargo, la realidad es que el alejamiento de las formas convencionales de contar una historia no hace otra cosa que elevar a la película a la categoría de universal para plasmar las cuestiones presentes como algo general que ocurre en su país en su totalidad y desde hace mucho tiempo.

Le da igual utilizar diálogos intrascendentes – de hecho la mayoría podríamos catalogarlos de poco importantes o son tan codificados que no los entendemos -, pues lanza sus ideas a través de las imágenes. ¿ Quién no se acuerda del potente plano de un extractor de humo en Síndromes y un siglo? Y es que tanto los personajes y la acción al final no tienen relevancia porque lo importante radica en el entorno, aunque no sea mostrado directamente. Así, el terreno donde se encuentra el hospital improvisado, siglos atrás era un palacio habitado por los reyes de la antigüedad que libraron batallas para defender al pueblo de la ciudad de Khon Kaen. Todo lo contrario a la crítica ingeniosa que lanza el director a la dictadura presente en su país y que es personificada en los soldados durmientes. “Dormía mucho para escapar de la realidad, y escribía mis sueños. Esta película está vinculada a la necesidad de despertar” dijo Apichatpong en una entrevista. Por ello, Cemetery of Splendour también acepta una línea política, la cual le ha acompañado desde siempre, pero es aquí donde quizá podemos apreciarla mejor por la aparición del ejército. Como esa secuencia en el que se ve al soldado principal durmiendo con la máquina puesta y acto después se nos muestran planos de gente durmiendo en la calle y en una parada de autobús. O también cuando la acción tiene lugar en un bosque “mágico”, de cuyos árboles cuelgan carteles que podríamos decir revolucionarios (“El tiempo que se pasa sin hacer nada es un tiempo sin final“).

------------- Continúa en "spoiler" sin Spoilers -----------------------------
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinedeautor
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow