En este documental francés sufrimos con la historia de Gregory: un niño de 4 años de sonrisa angelical que fue asesinado en 1984 en un pueblito francés de la zona de los Vosgos.

Todo indicaba que era una sórdida venganza familiar ya que la familia del niño recibía incesantes amenazas (telefónicas y por correo) con detalles que podrían ser únicamente conocidos por una persona perteneciente a su círculo cercano.

El asesinato es el disparador de la serie. Y da lugar a la aparición de una maquinaria igual de asesina. Compuesta por una caterva infame de periodistas, fotógrafos, free lancers, policías, jueces, políticos y escritores que tomó el caso por asalto y lo intentó usar en beneficio personal.

El o los culpables pasaron a segundo plano. Lo más importante era alimentar el circo mediático de un caso que conmovía a Francia entera. Hasta la reconocida escritora Marguerite Duras se prestó al circo y viajó a la zona para empaparse del caso y esgrimir teorías absurdas.

En el medio quedó Grergory. Y sus padres. Envueltos en la monstruosa maquinaria. Y ese es el hallazgo de esta serie:. mostrar que en un documental de true crime, los monstruos no sólo son los sospechosos del crimen. Si no también, parte del circo que lo rodea.