Los padres parecen francamente idiotas. Una cosa es la incomunicación y otra cosa es el estar en el limbo.
La falta de reacción del padre ante la joyería, cuando su hija no quiere entrar y le dice que tiene miedo, ya es más que suficiente para darse cuenta de que allí pasa algo gordo. Más tratándose de un amigo que es un crápula.
El librito de ayuda psicológica que maneja la madre cuando su hija recuerda todos los hechos, también es indignante. La chica necesita ayuda y si no pueden pagarla, que se queden sin comer, pero me parece una burrada que personas de un cierto nivel, reaccionen de una manera tan pasiva.
Otro detalle muy usado y más bien pasado de moda es que la chica, cuando recuenda los hechos, se de cabezazos y rompa cristales y los pise, en fin, que es un tema muy sobado demostrar el dolor y la desesperación con unas escenitas, algo largas a mi manera de ver, de autodestrucción. Muy teatrero y falto de recursos.