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España España · Barcelona
Voto de opera 0:
10
Western. Comedia Bottleneck es la típica ciudad del “Oeste” corrompida y dominada por un cacique, Kent (Brian Donlevy), un individuo sin escrúpulos que controla todos los negocios, acapara las tierras de los alrededores e incluso quita y pone sheriffs a su antojo. De ese modo, y creyendo que será una marioneta en sus manos, le entrega la estrella al borracho del pueblo, Washington Dimsdale (Charles Winninger), pero este va a sorprender a todo el mundo ... [+]
3 de marzo de 2008
27 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Arizona narra lo que inicialmente parece una simple y tópica historia: hay en el oeste un pueblo conflictivo con un rufián como cabecilla que comete todo tipo de fechorías que serán combatidas por un forastero: Destry (James Stewart), el cual representará la ley y el orden.

Pero a medida que avanza el metraje observamos que no todo es tan tópico. Al contrario. Surgen una serie de matices que enriquecen el conjunto: entre otros la conducta civilizada de Destry, ciertos componentes sentimentales en el argumento relativos al borrachín que le acompaña, y el magnífico personaje encarnado por Marlene Dietrich, una cabaretera (con una mirada que encierra fatalidad, osadía y vicio) a la cual Destry cambiará la vida, la dignificará ( física y moralmente).
Todo ello es narrado de un modo amable, desenfadado, incluso cómico en algunos pasajes (como también lo hacía otro western coetaneo de similar temática: Dodge City ciudad sin ley, Michael Curtiz, 1939). Esa trivialidad en el tono no impide que la película posea dos momentos de una intensidad dramática magnífica y, además, es coherente con la conducta amigable del protagonista.
George Marshall realiza un trabajo excelente, controlando muy bien el ritmo que las situaciones requieren y empleándose a fondo en determinadas escenas clave. Por otra parte la fotografía es de bastante calidad dominando bien los contrastes entre luz y oscuridad e iluminando bien los rostros de los actores. El guión es magnífico, resultando a la postre memorable, perfectamente medido y planificado. Los diálogos son sublimes.
Arizona es un carismático clásico que parte de la modestia para acabar por convertirse en una lección de vida y de cine, filme compacto, profundo e intensamente clásico que muestra como crear personajes y sentimientos en el espectador sin recurrir a evidentes críticas a la sociedad o a viscerales demostraciones de drama o violencia. Obra maestra.
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