Es cierto que la vida ya es lo suficientemente dura para relamer nuestras heridas con más drama, pero es que a veces el arte sirve precisamente para enfrentarnos a nuestro miedo a vivir la vida tal como es. Este filme preciso y conciso nos explica lo mucho que se puede sufrir hasta que al final debemos afrontar lo inevitable, cada uno al modo que o puede o simplemente aspira si tiene alguna oportunidad.

Me ha cautivado la poesía sencilla y transparente que se destila en cada escena. Creo que lo mejor que puedo decirte es que veas y disfrutes esta joya que he encontrado en Netflix. Esta semana ya es la segunda, tras La ley de la frontera. Ya había dado por perdida la posibilidad de ver algo realmente decente en esta productora, pero estoy gratamente sorprendido. Mi nota es un 8, pero podría haber sidoñ un 9 si no fuese tan garrepa.