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España España · Cines Astoria Alicante
Voto de Bloomsday:
8
Bélico. Drama Primera Guerra Mundial (1914-1918). En 1916, en Francia, el general Boulard ordena la conquista de una inexpugnable posición alemana y encarga esa misión al ambicioso general Mireau. El encargado de dirigir el ataque será el coronel Dax. La toma de la colina resulta un infierno, y el regimiento emprende la retirada hacia las trincheras. El alto mando militar, irritado por la derrota, decide imponer al regimiento un terrible castigo que ... [+]
25 de marzo de 2011
27 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alegato antibelicista interesante a los efectos de elucubraciones históricas. El principio del siglo XX, visto ahora, puede considerarse como el carpetazo de un siglo XIX que quizás tocó a su fin en 1914-1918 y no tanto en el 1899.

El estado liberal, el burgués como figura preeminente, el capital, etc. Allá fue el XIX postnapoleónico. El estado lockeano avanzaba cual locomotora de vapor y pacto social (ya remozado y actualizado). La dialéctica hegeliana parecía realizarse. La democracia liberal y sus adláteres (comercio, proletariado industrial, expansionismo) dejaban atrás el Antiguo Régimen y la Europa de la Restauración.

La 1ª GM supuso un Kit Kat en el transcurrir de burgueses colándose en recepciones nobiliarias. Un revés al racionalismo del proceso. El imperialismo, las frágiles alianzas… Todo estalló en un sinsentido belicista generando, después, los fascismos y, después del otro después, la edificación de organizaciones y tratados supranacionales. El pensamiento liberal cayó del guindo de la omnipotencia. ¿Cómo podía ser ese salvajismo tan poco ilustrado? Esto es parte, creo, de la evolución dialéctica del estado liberal, democrático y económico como suma teológica inexorable que algunos defienden (así lo jura y perjura Fukuyama en 'El fin de la Historia y el último hombre'). Pero la 1ª GM fue la piedra en el camino. El factor imprevisto. No detuvo el avance, pero abrió los ojos a un mundo absorto en la infalibilidad del mercantilismo de bienes y valores.

Cuento esto porque el conflicto bélico de 'Senderos de gloria' supone una frontera entre un siglo y otro. Una película a completar con Nietzsche y la concepción aristocrática de la “guerra por guerra” o novelas como 'La montaña mágica' o 'Adiós a todo eso'; letras donde se respira el cambio. Fue un conflicto aún físico –no tanto tecnológico– reflejado en la película a través de las trincheras y el travelling: matar con las manos, bayoneta calada, el código del Barón Rojo de no disparar a un avión herido...

El tradicional honor belicista era contrario al materialismo relativista de la nueva, ahora vieja, Europa (ethos guerrero y alemán; menos guerrero en la 2ª GM nazi: monstruo simplificado y no tanto “carga de la brigada ligera”). La película traza diferencias entre la guardia preliberal y su forma de afrontar mancomunadamente la guerra (fusilamientos, abnegación y entrega) y el pensamiento individualista de una nueva sociedad incompatible con los ajusticiamientos por el dogma del “sacrificio”, que respetaba la vida humana como bien máximo, igualitario y tolerante. En la película se reclama tal cosa. Y eso es modernidad. Es la consecuencia de un mundo burgués imponiéndose al señor beligerante que se mataría antes de incumplir sus obligaciones “heroicas” y sentiría asco por el utilitarismo y anonimato militar con que hoy se aniquila soldados de veinte en veinte.

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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Bloomsday
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