Tengo que admitir que puse la vara demasiado alta con esta película, eso no quiere decir que sea mala ni mucho menos, pero siento que podría haberse aprovechado mucho mejor la premisa inicial.
El argumento de la película es su punto más flojo. Se puede resumir en un renglón todo lo que acontece a lo largo del metraje, pero eso no es algo necesariamente malo. Los primeros minutos de la película son arte puro, conocemos vagamente a los personajes y sus experiencias mediante unas entrevistas, los vemos disfrutar y ser libres, expresarse tal cual son a través del baile y relacionarse, conocemos el escenario y un par de datos que sirven para darle carga dramática a los sucesos que se avecinan.
Luego aparece en escena la famosa sangría y el momento en el que se dan cuenta que todos fueron drogados, un in crescendo de locura y unos minutos más tarde, al ritmo de "rollin' & scratching" la película alcanza unas cotas de intensidad insuperables, Gaspar y los actores (que la mayoría no eran actores sino bailarines) hicieron un excelente trabajo transmitiendo la sensación de euforia, confusión e histeria temporal de la que eran victimas. A partir de ahí la película adquiere cierto declive y se pierde en un viaje sensorial del que somos testigos en primera persona gracias a impecables planos secuencia que no llegan a impactar tanto como me lo esperaba. No vamos a encontrar escenas que nos fuercen a apartar la vista como ya nos pasó con películas anteriores del mismo director, pero mucho del impacto que pueda llegar a causar se debe gracias al bueno uso de la insinuación y de la especulación. Como buen film de este director, hay violencia, hay sexo, hay psicodelia, hay colores saturados, pero todo en un tono demasiado suavizado para mi gusto. Además me pareció muy curioso que al inicio de la película, durante las entrevistas, logramos ver un estante con películas clásicas de terror que claramente influenciaron gran parte de las escenas y la fotografía. Hola Suspiria, hola The Possession por ejemplificar algunas.
El declive del que hablé anteriormente logra remontar un poco con un final que roza lo apoteósico pero que aún así me dejó con sabor a poco. Es decir, no decepciona pero tampoco sorprende.
Mención especial se lleva la banda sonora, que he de admitir, esta en mi top 3 de las mejores bandas sonoras que haya escuchando nunca.
Clímax es, cinematográficamente hablando, lo más cercano a pegarse un viaje en ácido sin realmente hacerlo, una experiencia por momentos abrumadora que cualquier amante del cine debería atravesar y que no va a resultar placentera para todos.