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España España · Oviedo
Voto de Esteban:
2
Terror. Thriller Jill Johnson (Camilla Belle), una estudiante de bachillerato, se prepara para trabajar de canguro una noche más en una casa situada en una lejana colina. Una vez dormidos los niños, Jill asegura la puerta y conecta la alarma. Pero la tranquilidad de la joven se transforma en miedo cuando unas misteriosas llamadas telefónicas insisten en que compruebe si los niños se encuentran bien. Su miedo se convierte en terror cuando, gracias a la ... [+]
7 de junio de 2006
6 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es un ejemplo más de lo mal que entienden hoy en día la mayoría de los directores de cine el género de terror. Me parece increíble que durante ¡1 hora! (más o menos, tampoco miré el reloj) la acción se limite a:
- protagonista cogiendo una y otra vez el teléfono con cara de susto mientras la música de fondo empieza a subir el volumen.
- protagonista recorriendo el monumental caserón con cara de susto mientras la música de fondo empieza a subir de volumen.
- la protagonista charlando mosqueada y/o aterrorizada por teléfono mientras la música de fondo empieza a subir de volumen.
No quisiera parecer demasiado quisquilloso, pero con el paso de los minutos la cosa se termina haciendo cansina. Contrariamente a la sensación que (se supone) deben provocar este tipo de filmes, en los que deseas que la protagonista sobreviva y rezas porque la cosa no se salga de madre, te sorprendes a ti mismo preguntándote cuándo narices empezarán a aparecer los cadáveres reglamentarios para amenizar un poco la velada. Visto lo visto da la impresión de que el director se esfuerza por crear (supongo que no hará falta que diga si lo consigue o no) eso que algunos llaman “atmósfera” y extraer de ahí, con sacacorchos si hace falta, todo el potencial terrorífico que pueda tener la historia. Para eso cogen a una actriz (bastante mala, por cierto) que parece acojonarse hasta del vuelo de una mosca y la sueltan en una casa enorme decorada por el hermano gemelo de Juan Antonio Roca.
Las (infra)tramas que rodean al argumento central de la película son poco menos que pegotes de barro mal colocados sobre la superficie del desastroso guión. Básicamente están ahí para hacer un poco de relleno, pero nada más.
Resumiendo: la película no es más que una anécdota (que Wes Craven ya contó en Scream en poco menos de 10 minutos) estirada hasta el hartazgo. Ni da miedo, ni entretiene, ni asusta (¿cuántas veces hemos visto ya lo del gato negro apareciendo de golpe en uno de los momentos de mayor tensión?), ni consigue sorprenderte en lo más mínimo. Otra más para la papelera de reciclaje. Por cierto, el final es penoso.
Esteban
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