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Voto de Esteban:
9
6,1
40.880
Drama
A principios de los años 60, Ignacio y Enrique, conocen el amor, el cine y el miedo en un colegio religioso. El Padre Manolo (Giménez Cacho), director del centro y profesor de literatura, es testigo y parte de esos descubrimientos. Los tres vuelven a verse a principios de los 80, y ese reencuentro marcará sus vidas. Ignacio, que ahora se llama Ángel (García Bernal), es un travestido que aspira a ser actor. Por su parte, Enrique (Fele ... [+]
20 de abril de 2006
88 de 115 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de Pedro Almodóvar se caracteriza, entre otras cosas, por tener un sentido de la narrativa cinematográfica absolutamente personal, una serie de distintivos estéticos propios y unos principios formales únicos e intransferibles que hacen de cada película del director manchego una obra incomparable dentro del panorama cinematográfico español (quizá mundial). Es complicado, dentro de una filmografía mucho más vasta y variada de lo que sus detractores creen, encontrar una película que reúna toda esa serie de vértices temáticos que han ido configurando la personal obra de este cineasta a lo largo de los años. La Mala Educación, inspirado y sobrecogedor trabajo injustamente menospreciado por miradas inquisidoras y superficiales, aúna en apenas 100 minutos la mayoría de las obsesiones que caracterizan a Almodóvar y que de manera más o menos continua han ido salpicando su cine: el amor, la amistad, la obsesión, el sexo, la homosexualidad, la muerte, el travestismo, la soledad, las identidades confusas, el crimen, la mentira, la ambición, la transexualidad, las drogas, la culpa, la redención, la figura materna, las extrañas y a veces invisibles líneas divisorias entre la realidad y la ficción... como un brillante ejercicio de autorreferencialidad temática completamente inusual dentro del aletargado cine español.
Sin embargo, la excelente película de Pedro Almodóvar no se conforma con ser un conglomerado de temas ya expuestos en obras anteriores sino que se arriesga a explorar nuevos territorios, dándole un empaque completamente nuevo y original a la propuesta, aunque muchos se obcequen en catalogarla como una obra menor dentro de la filmografía almodovoriana, quedándose con la lectura más obvia y superficial de un film cuya asombrosa densidad y complejidad estructural pida a gritos un segundo visionado.
Poseedora de una de las estructuras narrativas más originales y arriesgadas que se han visto en el cine español en los últimos años, auténtico alarde de maestría en el oficio que Almodóvar ha ido depurando con el paso del tiempo, la película echa mano de un guión absolutamente brillante, construido pieza a pieza con una meticulosidad que raya la perfección, en la que cada escena, cada línea de diálogo son absolutamente imprescindibles y revelan mucho más de lo que en un principio podría esperarse. Es como si con su película Almodóvar hubiese dado forma a una olla a presión a punto de desbordarse, que lucha por estallar y derramar su contenido en todas direcciones.
Sin embargo, la excelente película de Pedro Almodóvar no se conforma con ser un conglomerado de temas ya expuestos en obras anteriores sino que se arriesga a explorar nuevos territorios, dándole un empaque completamente nuevo y original a la propuesta, aunque muchos se obcequen en catalogarla como una obra menor dentro de la filmografía almodovoriana, quedándose con la lectura más obvia y superficial de un film cuya asombrosa densidad y complejidad estructural pida a gritos un segundo visionado.
Poseedora de una de las estructuras narrativas más originales y arriesgadas que se han visto en el cine español en los últimos años, auténtico alarde de maestría en el oficio que Almodóvar ha ido depurando con el paso del tiempo, la película echa mano de un guión absolutamente brillante, construido pieza a pieza con una meticulosidad que raya la perfección, en la que cada escena, cada línea de diálogo son absolutamente imprescindibles y revelan mucho más de lo que en un principio podría esperarse. Es como si con su película Almodóvar hubiese dado forma a una olla a presión a punto de desbordarse, que lucha por estallar y derramar su contenido en todas direcciones.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Discurriendo a través de diferentes planos narrativos que se superponen y retroalimentan unos a otros, entremezclando la realidad con la ficción, la literatura con el cine y los recuerdos como soporte de todos ellos, en un entramado de situaciones y personajes que se duplican dependiendo del fragmento que se esté narrando, “La Mala Educación” resulta ser un film tan enrevesado como extraordinariamente bien resuelto. Nada hay de confuso una vez finalizada la película gracias al excelente trabajo de Almodóvar, que vuelve a mostrarse como un guionista hábil e inteligente.
En su momento la película fue despachada por algunos como una crítica poco sutil a la educación religiosa de la época franquista, haciendo especial hincapié en el siempre escabroso tema de los abusos sexuales a menores por parte de miembros del clero. Nada más lejos de la realidad. Es cierto que ese tema está ahí y Almodóvar lo utiliza como punto de partida para el desarrollo de su historia, postergándolo rápidamente a un segundo plano a medida que la película avanza, pero decir que eso es todo lo que el film tiene que ofrecer es no haber comprendido demasiado bien el auténtico objetivo del cineasta. Supongo que no hay nada más triste para un creador que ver como su obra es relativizada hasta el punto de tergiversar completamente los objetivos temáticos que se intentan alcanzar. La escasa simpatía que Almodóvar se granjea entre numerosos críticos y espectadores es uno de los motivos que lleva a tan nutrido grupo de detractores a realizar lecturas tan desafortunadas como las que se pueden leer en esta página.
La trama del filme es oscura, pesimista y descorazonadora. Abundan los personajes esquivos, retorcidos y amorales que se dejan arrastrar por sus más bajas pasiones. Pero pasiones frías, amargas y que en ningún momento son fuente de placer, sino de desgracia y sufrimiento: el sexo entendido como un instrumento de poder y dominación, como arma arrojadiza que puede servir para controlar y destruir al contrario, aunque este sea objeto de deseo.
Película de digestión lenta pero finalmente sobrecogedora, “La Mala Educación” se presenta al público como lo que es: una obra fría, tenebrosa, desgarrada y entristecida sobre la maldad inherente a la naturaleza humana.
En su momento la película fue despachada por algunos como una crítica poco sutil a la educación religiosa de la época franquista, haciendo especial hincapié en el siempre escabroso tema de los abusos sexuales a menores por parte de miembros del clero. Nada más lejos de la realidad. Es cierto que ese tema está ahí y Almodóvar lo utiliza como punto de partida para el desarrollo de su historia, postergándolo rápidamente a un segundo plano a medida que la película avanza, pero decir que eso es todo lo que el film tiene que ofrecer es no haber comprendido demasiado bien el auténtico objetivo del cineasta. Supongo que no hay nada más triste para un creador que ver como su obra es relativizada hasta el punto de tergiversar completamente los objetivos temáticos que se intentan alcanzar. La escasa simpatía que Almodóvar se granjea entre numerosos críticos y espectadores es uno de los motivos que lleva a tan nutrido grupo de detractores a realizar lecturas tan desafortunadas como las que se pueden leer en esta página.
La trama del filme es oscura, pesimista y descorazonadora. Abundan los personajes esquivos, retorcidos y amorales que se dejan arrastrar por sus más bajas pasiones. Pero pasiones frías, amargas y que en ningún momento son fuente de placer, sino de desgracia y sufrimiento: el sexo entendido como un instrumento de poder y dominación, como arma arrojadiza que puede servir para controlar y destruir al contrario, aunque este sea objeto de deseo.
Película de digestión lenta pero finalmente sobrecogedora, “La Mala Educación” se presenta al público como lo que es: una obra fría, tenebrosa, desgarrada y entristecida sobre la maldad inherente a la naturaleza humana.