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España España · Oviedo
Voto de Esteban:
7
Drama Basada en una historia real, Sean Penn interpreta a Sam Bicke, un hombre desilusionado con su vida pesonal y profesional que en 1974 intentó el asesinato del 37 presidente de Estados Unidos, Richard Nixon. (FILMAFFINITY)
19 de junio de 2006
29 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine denuncia puede hacerse bien o mal. O también puede no hacerse aunque en apariencia de la impresión de que sí. En mi opinión eso es lo que le pasa a esta película. Muchos han señalado su falta de rigor a la hora de criticar el sistema capitalista y las crueles maquinaciones de sus subordinados para hacernos la vida un poco más insoportable a los demás, pero tal y como yo lo veo esta película carece de ese tipo de discurso. Es simple y llanamente la historia de un enfermo mental con una vida mediocre y patética que, dentro de su paranoia, culpabiliza al entorno en general y al sistema en particular de todo sus males. A lo mejor la aparición de Sean Penn, adalid de las causas justas, en cabeza de cartel puede despistar a más de uno, pero en el fondo la historia no pica tan alto como pueda parecer en un principio. La vida de este buen hombre es una mierda porque simplemente no es capaz de coger el toro por los cuernos y voltearlo hasta que las cosas empiecen a marchar como deberían hacerlo. Ya desde el comienzo el guión nos lo presenta como un auténtico pringado que se mueve por la vida recibiendo palos de todas partes. Tiene un trabajo mediocre, sus jefes lo humillan, su esposa pretende divorciarse de él, no consigue hacer despegar un ridículo negocio junto a su único amigo (que parece aguantarlo más por lástima que por verdadera amistad), su familia le da la espalda… en fin, todo un rosario de desgracias que, tal y como están las cosas hoy en día, prácticamente soportan el 70% de los mortales en uno u otro momento de sus vidas.
La película es entretenida y sabe llevar la historia hasta su explosivo desenlace sin despertar demasiados bostezos entre el público. Sólo por eso ya merece la pena verla. La trama es sencilla, simple y efectiva. Comunica lo que quiere contar sin demasiadas tonterías e, incluso, puede dar pie a muchas lecturas que, por supuesto, nada tienen que ver con la que yo he hecho aquí.
Como principal problema resaltaría lo rápido que se nos describe al protagonista en los primeros minutos de película (esto es una virtud) para luego subrayar insistentemente lo mismo una y otra vez. Tanto patetismo durante más de una hora de película llega a resultar un poco pesado. La única evolución que vemos del personaje tiene que ver con su paulatino descenso a la locura, lo que tampoco está nada mal teniendo en cuenta que hoy en día la gran mayoría de personajes cinematográficos presentan como única alteración de su personalidad un cambio en el corte de pelo. Algo es algo.
Esteban
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