Si en el paradigma del cine actual las películas de superhéroes son una temática recurrente, que cuanto menos empieza a rozar la saturación, Deadpool es un referente de bandera de cómo ser original frente a la estandarización. Deadpool 2, al igual que en su predecesora, está dirigida para mayores de 18 años, por lo que tenemos todo tipo de palabrotas divertidas, sangre, muerte y destrucción a mansalva, a diferencia del resto de películas del género que presentan una versión menos explícita para abarcar un público más amplio.

Además, el propio personaje de Deadpool, interpretado de manera inmejorable por Ryan Reynolds, aporta un carisma único redefiniendo el arquetipo de antihéroe carismático. Además, decir que las escenas de acción son espectaculares es quedarse corto, en especial una persecución que hace imposible apartar los ojos de pantalla. Además, la película lleva el concepto de la parodia a un nivel superior, no solo de sí misma, de sus personajes o su propia trama, sino también del género de superhéroes en general, de otras franquicias competencia, de los propios actores, y de prácticamente todo lo que les venga en mente, que es mucho.

Sin embargo, a pesar de todo esto, al salir del cine no pude evitar la sensación de que algo no me terminaba de encajar, no era la comedia desde luego, hacía tiempo que no me reía tanto en un cine, en ese sentido es mejor que la primera. Tampoco eran los personajes nuevos, Domino tiene unas habilidades originales que dan mucho juego, el niño va mejorando según avanza la trama y al final me tenía engatusado, Cable es justo lo que había imaginado de él, o mejor, y los tres están muy bien interpretados, mención espcial a Josh Brolin. A pesar de todo, algo no me terminaba de encajar, puede que fuese que la línea argumental de Cable pareciese reciclada de Terminator, o que empiezo a tener la sensación de que hay una fórmula narrativa que se repite, que desarrollaré más adelante en la zona de spoiler, o puede que fuesen algunas decisiones que toman algunos personajes a lo largo de la historia, en especial el protagonista, que pueden parecer algo forzadas o sin demasiado fundamento, como la propia idea de formar un equipo, X-Force, cuando Deadpool siempre ha trabajado solo, y de hecho se ha reído de otros equipos.

Deadpool 2, dentro de sus retorcidas e ilimitadas posibilidades, juega a lo seguro más que lo hizo la primera entrega, que también tuvo el mérito de romper el molde y marcar el camino a seguir. Una película muy divertida, muy entretenida, y que no dejará indiferente a nadie.