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España España · malaga
Voto de alcaide:
6
Intriga. Thriller Continuando desde donde lo dejó "Múltiple", "Glass" sigue los pasos de David Dunn (Bruce Willis) en su búsqueda de la figura superhumana de "La Bestia". En la sombra, Elijah Price (Samuel L. Jackson) parece emerger como una figura clave que conoce los secretos de ambos. Secuela de "El protegido" y "Múltiple", de M. Night Shyamalan. (FILMAFFINITY)
19 de enero de 2019
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un aspecto más lírico, la definición de entusiasmo, se puede resumir como 'La exaltación del ánimo bajo la inspiración divina'.

Parece mentira que hayan pasado 20 años, el tiempo justo que hace que M. Night Shyamalan se convertía, por obra y gracia de un par de taquillazos, en uno de los directores estrella en el panorama fílmico internacional. El aquel momento, 'El Sexto Sentido' parecía, gracias a lo hábil de su planteamiento, y a conectar bastante mejor con el público gracias a su estrecha relación con el género de terror, bastante superior a su segunda obra, 'El Protegido', un trabajo que con el tiempo, se ha ido ganando por derecho propio, esa etiqueta de culto que distingue a las cuidadas piezas de artesanía, talladas para que el ojo clínico del buen cinéfilo, sepa distinguir la cantidad de hallazgos que residen a lo largo de su metraje.

Rescatado a tiempo por la Blumhouse, división de la productora Universal para coquetos productos de terror y fantasía, el realizador de origen hindú puso en marcha la segunda parte de su plan, dejando boquiabiertos con 'Múltiple', a todos aquellos que soñábamos con saber algo más de tan particular universo, y justificando cualquier exceso en la forma de un film, que evidentemente, requería de una continuación que reuniera a todos los personajes en un mismo escenario.

Todo comenzó en unos grandes almacenes de Philadelphia, en 1961, porque si cada uno tuvo su película, del protegido al múltiple, Don Cristal merece cerrar la trilogía, y ésta quedar sujeta a los desvaríos del super cerebro del villano, bien acompañado por el otro villano soldado, y ese héroe que intenta por todos los medios ponerle freno al caos. Este es sin duda el mayor elogio que se puede hacer a todo este material, que adapta, gracias al talento de Shyamalan, las viñetas de un cómic en algo tangible, expuesto con enorme virtuosismo visual y narrativo, al mayor prisma de realidad posible.

Otro de los aciertos de 'Glass', ha sido el saber desmarcarse de todas esas ideas que bullían en nuestro cerebro, tras haber puesto en marcha la imaginación con el final de 'Múltiple', la pega es que ha sacrificado parte de la epicidad que nutría a sus hermanas mayores, tenemos por ejemplo un buen final, sobrado y suficiente, pero no a la altura apabullante de lo que aquellas ofrecían, en parte, debido a que porta un tono más cercano a lo sombrío que a lo impetuoso, por mucho que contenga, como por otra parte era de esperar, alguna que otra escena sobrada de pura energía.

Esa visión algo oscura y deprimente, es en la que quizá, y dado ese mencionado carácter de realidad que Shyamalan persigue desde el origen, se forjan los mitos y leyendas, lo que nos lleva a ese punto que dice, que solo cuando tocamos fondo, podemos verdaderamente recuperar la fe, o como bien dijo Elijah Price en su momento, vivimos tiempos mediocres, y algunos comienzan a perder la esperanza, algo que permite en última instancia al film, mostrar un discurso consecuente con el turbio momento social y político que vivimos actualmente.

Imposible pasar por alto, el grado de implicación de un trio protagonista idealizado por méritos propios, en el que James McAvoy se vuelve a dejar la piel en la consecución de sus múltiples personajes, mostrando algunos que se quedaron en el tintero, y recibiendo la perfecta replica de unos Samuel L. Jackson y Bruce Willis algo envejecidos, pero siempre solventes y prestos a disfrutar nuevamente, de unos trajes hechos a su medida.

Finalmente, y echando algo de menos el concurso de un James Newton Howard ausente de la banda sonora, por motivos de presupuesto, y cuyo trabajo solo resuena en momentos puntuales, cabe señalar, recuperando la definición de entusiasmo, que seguramente estemos ante el fragmento más débil de toda la trilogía, pero eso no quita que podamos encontrar, gracias al enorme potencial del que puede presumir este universo, de esa exaltación del ánimo bajo la incontestable inspiración de su realizador, un Shyamalan autocrítico y consciente de sus errores, al que muchos intentaron denostar, pero que como todo buen cinéfilo debería saber, respira consciente como autor bajo la sombra de lo relevante.



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alcaide
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