Con esta comedia de sabor más bien soso se inició la decadencia de Iquino que como productor habia lanzado varios productos interesantes y que incluso sacaban partido de sus discretos presupuestos. Mary Santpere era una figura del espectáculo español muy apreciada por Iquino y no hace falta decir que es ella la que salva a la película del desastre. Durante la primera mitad la actriz pone su gracia para hacer viables las distintas situaciones y de paso se insiste bastante en lo bonito que es un coche muy popular en la época como era el Seat 850 Coupé que a decir verdad tenía unas líneas muy elegantes correspondiendose lo que se comenta en la película de él en los planos donde aparece con la realidad y en uno de ellos la cámara tiembla un poco originándose una desigualdad formal que resulta simpática. Pero a partir de la segunda mitad la película cae en la rutina más absoluta y acaba por aburrir acumulando diálogos insustanciales y situaciones o movimientos que tienen reminiscencias del cine mudo con las que Iquino pierde una soltura relativa que tenía al principio de la obra que tiene algunos fondos musicales agradables. El modesto resultado alcanzado no impide que los admiradores de Mary Santpere noten su personalidad en todo el film que decae tras empezar de una manera simpática.