Es una comedia que resalta la pureza en el amor. La sátira en el mejor estilo italiano de entonces a cargo del nunca olvidado por lo que representó Vittorio De Sica y varios secundarios notables como Cervi, Fernández o Perchicot se combina con un tierno romance juvenil a cargo de Geronimo Meynier, un actor habitual en el cine juvenil italiano de contenido romántico de aquellos años que quedaría retirado del cine a mediados de los años 60 y Carla Gravina que ha tenido una carrera artística bastante más larga siendo una de las actrices más renombradas de Italia. Blasetti parece interesarse más por el romanticismo del primer amor tal como se entendia en la época que por el resto de los elementos de la película que resulta bastante descafeinada e ingenua ofreciendo al espectador un sabor dulce que gusta relativamente. Es una obra que sin embargo posee por momentos un encanto común que solian tener las coproducciones entre Italia y España fechadas entre 1955 y 1965 aunque lógicamente con excepciones como "Roma de mis amores" que resultó bastante desangelada. Si desde el primer momento se asume la sencillez de su planteamiento y el tono de candidez que se imprimió al texto traducido a imágenes el film de Blasetti puede despertar simpatía en el espectador a pesar de sus defectos y además pertenece a una época hoy digna de ser añorada. Un buen ejemplo de cine "kitsch" con cierta gracia y una loable sencillez en su desarrollo narrativo.