El reencuentro entre dos hombres que fueron amigos en un tiempo a través de un programa de televisión donde coinciden traerá consecuencias insospechadas. Tras "El próximo otoño" y "De cuerpo presente", películas que no obtuvieron la acogida merecida Antonio Eceiza volvió a dirigir una producción de Elías Querejeta. Y lo hizo aprovechando todos los elementos que tenía a su alrededor. En este sentido hay que destacar un dominio del ritmo cinematográfico absoluto, que da pie a que el espectador quede enganchado a esa historia de rencores y fuertes pasiones. Los diálogos son estupendos también, tanto como el empleo de los escenarios naturales. La película salió muy bien con momentos buenos como cuando el bailarín protagonista se ve obligado sin tener ganas a improvisar un número musical en una fiesta en la que la esposa se queja de que para el marido el caso es hacerla quedar mal con todos sus amigos. A pesar de ello Eceiza no llegó a ser una figura exitosa dentro del cine nacional puesto que sus películas sufrieron la incomprensión del público. La fotografía de Luis Cuadrado supone otro aliciente considerable. Antonio Gades, María Cuadra, Daniel Martín y La Polaca logran la perfección en sus interpretaciones y en un papel más secundario debe destacarse al gran José María Prada, que también está brillante. Una gran película, que supo contar con elegancia una historia sórdida.