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Voto de Vagabundoespiritual:
8
Ciencia ficción. Drama. Romance Casi nueve años después de su aclamadísima ópera prima, "Primer", Carruth vuelve a ponerse tras la cámara -y vuelve a ejercer de guionista, compositor y director de fotografía- para contar la historia de un hombre y una mujer que se atraen el uno al otro para verse enredados en el ciclo vital de un organismo inmortal. La identidad se vuelve una ilusión mientras luchan para unir los fragmentos perdidos de sus destrozadas vidas. (FILMAFFINITY) [+]
26 de septiembre de 2013
38 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
Upstream Color es el nuevo y segundo largometraje de Shame Carruth, que sorprendió a propios y extraños con su interesantísimo debut Primer (compleja y hermética incursión en la ciencia-ficción de los viajes en el tiempo). Esta nueva obra cinematográfica nos trae a un Carruth mucho más maduro y seguro desde el punto de vista artístico, pero igual o más cerebral, enigmático y poético que en su primer largometraje. Nuevamente el señor Carruth se encarga de casi todo en esta producción, escribe el guión, dirige la película, es autor de la fotografía y la banda sonara y se reserva uno de los papeles protagonistas de la historia.

Upstream Color es un martillazo impresionante en la mente del espectador, horas (incluso días) después de su visionado sigues reviviendo y analizando todo lo mostrado por esta obra perturbadora, hipnótica y poética, que sin duda es una de las grandes sorpresas a reivindicar de este año 2013. Es un film difícil y requiere prestar atención a todos los detalles, pero garantizo que su exhausta visión es un viaje alucinante y atractivo. Es una de esas cintas que amas o bien odias con todas tus fuerzas.

Técnicamente la película es prodigiosa. Tremendamente deudora en lo visual de El Árbol de la Vida de Terrence Malick, la cámara flota constantemente y pasa de primeros planos a planos medios al ritmo de un montaje elíptico que trasmite una dinámica e inercia sin fin, aunque en lo argumental no transite por los mismos parámetros que el film interpretado por Brad Pitt. Pero que nadie se equivoque, el señor Carruth no es un listillo que se dedica a copiar de otros, en absoluto. Se ha apoderado de algunos hallazgos visuales e ideas y las ha superado. ¡Esta es la película que le hubiera gustado realizar al señor Malick y no supo hacer! Además del asombroso uso de la fotografía e iluminación es extraordinario el buen hacer en el apartado sonoro, dado que la cinta contiene escasos diálogos son los sonidos que acompañan a las imágenes los que en ocasiones nos dan las claves o pistas para asimilar en plenitud lo narrado. En cuanto a las interpretaciones son solventes y correctas, aunque destaca por encima de todos una omnipresente Amy Seimetz que es capaz de transmitirnos la angustia, vacío y necesidad de respuestas de su personaje.

Algunos tildaran esta película de paja mental sin sentido, excesivamente cool y pretenciosa y otros serán capaces de hilvanar una historia arrebatadora sobre la esencia humana (en mi caso, he asistido a una alegoría brutal de la actual sociedad occidental). Si entras en el juego que plantea Carruth disfrutarás de un film brillante y transcendente (y por qué no decirlo, algo pedante), si no, tal vez te salgas indignado del cine al final de la proyección. Lo que tengo claro es que la industria aeronáutica ha perdido a un gran trabajador, pero el resto hemos ganado a un cineasta fantástico, con una mirada muy especial (única, me atrevería a decir) que puede convertirse en uno de los grandes referentes del cine del siglo XXI. Lo único que espero es que Shane Carruth no tarde otros nueve años en realizar su nueva obra (la cual ya espero con entusiasmo).

¿Qué se nos muestra? Observamos al inicio cómo un sujeto (que nunca se identifica y al cual denominaré “el jardinero”) coge unos pequeños gusanos que crecen en las raíces de unas exóticas orquídeas y de estos gusanos extrae una extraña sustancia que le permite adueñarse de la voluntad de aquellos que la injieren. Durante una fiesta “el jardinero” fuerza a Kris, protagonista femenina interpretada por Amy Seimetz, a tomar el brebaje enigmático y aprovecha el estado de sumisión en el que entra esta para desvalijarla. Una vez desposeída de todo lo que tiene la abandona. Cuando a Kris se le pasan los efectos de la sustancia, nota en su interior cómo crece y se mueve una larva, la cual intenta sacarse de dentro con un cuchillo de cocina, pero sólo se deshará de su intruso cuando acuda a la “llamada” de un misterioso personaje (al cual llamaré “el maestro compositor”) que le saca la larva de dentro y se la introduce a un cerdo, el cual lleva a una granja donde lo cuida junto a muchos otros (para apoderarse de la información que contienen). Finalizada la operación y recuperada, Kris, “el maestro compositor” la deja que prosiga con su ahora vacía vida. Kris conoce a Jeff (interpretado por Shane Carruth) durante su trayecto en tranvía al trabajo y entre ambos acaba surgiendo un vinculo emocional (¿realmente es fruto del azar su encuentro o es motivado por el acercamiento entre los cerdos de la graja a los cuales están ellos vinculados? Porque Jeff también ha pasado por experiencias traumáticas que le han dejado “marcado”). A partir de este instante Kris y Jeff experimentan constantes descubrimientos y cambios (debido a su “especial conexión”) que los conducen a la inexorable realidad de su existencia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vagabundoespiritual
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