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Documental
Para hacer frente al Coronavirus, China ha tomado una decisión radical: poner el país en cuarentena. La seguridad del régimen comunista se ha convertido en un aparato de control sanitario. Un periodista francés residente en Pekín cuenta en primera persona cómo es vivir "atrincherado". El documental, el primero en producirse a nivel internacional, ha sido emitido con varios títulos en múltiples países. En la web de Arte (productora ... [+]
7 de abril de 2020
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se podían albergar grandes expectativas sobre un documental realizado apenas sin tiempo, cuando la crisis sanitaria apenas había estallado en China. Ahora, han pasado tres meses y ya tenemos documental. El resultado no podía ser muy bueno, además de que la duración del metraje sea ridícula para una película documental. Esto, a su vez, también provoca que la profundización y la contextualización brillen por su ausencia.
El gran fallo del documental es su propio contenido, reñido con un título engañoso. No se trata de una crónica de un mes de cuarentena, sino de una pieza breve denunciando un régimen político en medio de una epidemia. Y lo hace, además, sin ningún descaro ni sutileza, como quien escoge un titular llamativo que sirva de clickbait. No cabe duda de que en Francia mucha gente habrá picado el anzuelo en un momento en que la información está capitalizada por este virus.
Quizá hubiera sido preferible llamar de otro modo al documental, para no andar confundiendo. O, al menos, haber fundamentado mejor su perspectiva, por ejemplo, aportando pruebas y datos sobre el mal hacer del gobierno chino. O, si el periodista no podía disponer de tal información, podría haberse centrado en lo estrictamente humano, en lugar de buscar y elegir concienzudamente las personas a entrevistar.
Es, además, una falsa crónica documental, sin resumen de la evolución de la crisis sanitaria, sin menciones al calendario ni ninguna pista que nos vaya indicando cómo avanzaba la situación. Es decir, que bien puede haber sido grabado durante un par de jornadas a lo largo de ese mes de cuarentena. Tampoco es una crónica casera, que es lo que parece sugerir cuando empieza el documental, alegando la dificultad de realizarlo en condiciones de excepcionalidad.
El gran fallo del documental es su propio contenido, reñido con un título engañoso. No se trata de una crónica de un mes de cuarentena, sino de una pieza breve denunciando un régimen político en medio de una epidemia. Y lo hace, además, sin ningún descaro ni sutileza, como quien escoge un titular llamativo que sirva de clickbait. No cabe duda de que en Francia mucha gente habrá picado el anzuelo en un momento en que la información está capitalizada por este virus.
Quizá hubiera sido preferible llamar de otro modo al documental, para no andar confundiendo. O, al menos, haber fundamentado mejor su perspectiva, por ejemplo, aportando pruebas y datos sobre el mal hacer del gobierno chino. O, si el periodista no podía disponer de tal información, podría haberse centrado en lo estrictamente humano, en lugar de buscar y elegir concienzudamente las personas a entrevistar.
Es, además, una falsa crónica documental, sin resumen de la evolución de la crisis sanitaria, sin menciones al calendario ni ninguna pista que nos vaya indicando cómo avanzaba la situación. Es decir, que bien puede haber sido grabado durante un par de jornadas a lo largo de ese mes de cuarentena. Tampoco es una crónica casera, que es lo que parece sugerir cuando empieza el documental, alegando la dificultad de realizarlo en condiciones de excepcionalidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Lo que más llama la atención de este "documental", es la cantidad de veces en las que este periodista francés se refiere al control del régimen y al aparato del partido comunista. Como si tratara insistentemente de demostrar algo (que China es anti-democrática), más que de enseñar qué pasaba durante la cuarentena. O como si denunciara el protocolo de actuación para tratar de contener el virus lo máximo posible, aunque fuera una necesidad. Se nos puede hacer raro, sobre todo, ahora que estamos en muchos países en medio de una cuarentena y con unas medidas de seguridad justificadamente severas para paliar esta situación.