Tragicomedia finalmente insatisfactoria pero en ningún modo desdeñable, que cuenta con un buen puñado de aciertos parciales y un aire general de ajustada ferocidad y patetismo. Tiene como principal problema (aparte de una dispar graduación cómica y una ausencia de ritmo armónico, pero ambos tendrán su origen en esta falla original ) la supeditación de toda la historia a un personaje central abrumador y desbordante que actúa como fuerza centrípeta, restando interés a todo lo que no sea el mismo y que provoca que el metraje acabe por ser un anecdotario satírico sin mayor hilazón que el apoteósico “one man show” de un Danilo 'Bata' Stojkovic pletórico como ese idiota literal, un egoísta miserable, un pseudotodo aprovechado (desopilante el “flashback” rodado como cine mudo en el que explica como fue explotado y lisiado por el único capitalista que quedaba en toda Yugoslavia), hipocondríaco, egomaníaco perseguido, querulante y rompecojones de ofuscada retórica maxista-revolucionaria, un pobre hombre digno de compasión si no fuese tan rematadamente odioso. A través de el Sijan trata de articular un doble discurso, por un lado el sociopolítico, donde si bien hace temblar unas cuantas orejas con su colección de soplamocos (memorable el sarcástico final) y retrata con crudeza la sordidez de las cunetas del sistema, resulta en ocasiones excesivamente localista y coyuntural, por el otro se afana en un muestrario de humor que oscila entre lo triste y lo cruel, una comicidad incómoda , abochornante y despiadada, empañada por escapadas al chiste en calzoncillos y la brocha gorda.