El amor puede ser visto de muchas formas, en muchas personas y en actitudes tal vez; este no es el caso del protagonista a quien solo el amor es cuestion de cuerpos y figuras bellas y bien modeladas. Cuando por medio de un hechizo hipnótico, este hombre se enamore comenzara a ver las bellezas interiores de las mujeres, sin importar lo de afuera. Y si no que le digan a Rosemary, una muchacha encantadora y gentil, pero con algo de sobrepeso y de la cual se enamorara nuestro protagonista.
Este argumento original e innovador es el que se propone en este film de los hermanos Farrelly, a estas alturas, indiscutidos referentes de la comedia zafada y a la vez tierna y compadeciente. Los directores nuevamente nos insertan en la vida de aquellas personas que por motivos físicos, mas que todo, son dejadas de lado y vapuleadas en una sociedad cada vez mas estética y discriminatoria. La labor de los directores es asombrosa en cuestión de no maltratar, para hacer aparecer la parodia y la risa genuina.
Con un guión muy bueno que transita risa, algo de drama y un sentimentalismo y ternura, para nada barato, el film cumple con las expectativas de entretener y dejar pensando, superficialmente por supuesto, pero deja algo.
Tambien, y por último se destacan sus actores, un pletórico Jack Black haciendo lo que mejor le sale y una maravillosa y siempre digna de ver Gwyneth Paltrow.