La ciencia ficción no es un género para todos los directores y, desde luego, Claude Chabrol no es uno de ellos. El director parisino ha dirigido algunas grandes películas y algún que otro tostón, pero sobre todo ha dirigido mucho, más de sesenta filmes, a veces incluso tres por año. Y muchos deberían haberse quedado en un cajón para siempre, como este 'Doctor M', basado en una novela de Norbert Jacques que ya había sido adaptada por el grandísimo Fritz Lang. Es un filme inmensamente aburrido, a veces ridículo (esos paseos por la playa de decenas de personas cada una en una dirección distinta, esos decorados futuristas como de plástico...) pero también es un filme con pretensiones, rodado en inglés con estrellas extranjeras y con ambiciones de interesar mucho a muchos porque el efecto 2000 se acercaba. Un peñazo.