La versión original, con las voces de leyendas como Jack Nichlaus, Ben Crenshaw, Nick Faldo, Colin Mongomery o Tiger Woods relatando la innovación que supuso la llegada de Seve, es impagable. Más si (como es mi caso,) conoces el "chauvinismo" al que ha estado ligado el golf entre americanos y británicos (tanto que hasta la edición del 79, solo ellos los que jugaban la Ryder Cup, que hoy tercer evento deportivo más importante del Mundo, y por entonces estaba de capa caída).
En esos testimonios, se ve la importancia de éste deportista que en España solo ilustres como Indurain, Rafa Nadal, Estiarte o Pau Gasol han podido igualar sus logros y su leyenda. Lo que ninguno igualaría, sería su carisma.

Documental:
El documental empieza con el segundo puesto que obtiene en el Abierto Británico del 76, un pipiolo de 19 años cuyo nombre nadie sabe pronunciar, aficionado a dar golpes extravagantes (pero efectivos), un monstruo alrededor del green y al que siempre le acompaña una concentración de acero y sobre todo, una imborrable sonrisa.
Aunque al final no gane, Seve, con su ingenua simpatía, su seguridad en el campo, su mentalidad ganadora y sus entonces desconocidos golpes imposibles, se habrá metido en el bolsillo a la afición británica para el resto de su vida... idilio que perdura aun ahora, cuando escribo estas líneas y 4 años después de su muerte.
A partir de ahí, comienza un relato explicado por algunos de los genios, mencionados unas líneas más arriba.
Relatos de los otros cuatro grandes que ganó después aparte, de todo lo que narra el documental me quedo con el amor hacia su tierra y su familia (una gran propaganda de Pedreña), su simpatía hacia los aficionados y muy al final, su relación con el otro gran golfista español, Jose María Olazabal. Y quizás, solo lamente que esto último, tan destacado para aquellos que conocemos y amamos el golf, no se le dedique algunos minutos más.
Tampoco le dedica un solo segundo a su conflictiva relación con Paul Azinger (otro golfista, de esos de “agárrate que vienen curvas”) una etapa sin embargo bien conocida para los conocedores de la historia, que bien podría haberle dado algo de picante a la historia (y muy buenos momentos al documental, como el partido de parejas que jugó con Olazabal contra la dupla Azinger-Cook, conocido como el mejor partido de Ryder Cup de la historia)
En resumen, la historia de Severiano Ballesteros es de película. Y un personaje que como él, merece una película (casi) a su altura. Y ésta película, cumple con creces su objetivo.