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España España · Pola de Lena
Voto de Cecil:
8
Terror Continuación de "House of 1000 Corpses". Una historia de asesinatos, locura y venganza. Los Firefly, la familia de homicidas, emprenden una sangrienta huida escapando de un sheriff con sed de venganza. (FILMAFFINITY)
30 de enero de 2019
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Secuela de " La Casa de los 1.000 Cadáveres ", propone una muy interesante vuelta de tuerca, en el que el punto de vista y el estatus de la familia caníbal y asesina de la primera entrega cambia al pasar a ser la presa. Como reza el dicho " el cazador cazado".
Plantea la persecución de el Sheriff Wydell ( maravilloso William Forsythe ) ,hermano del agente que sufre las iras de la familia Firefly en la anterior entrega, persecución implacable, brutal, asfixiante y, a la postre, letal y que permite éste cambio de punto de vista al que me refiero en el 1er párrafo.
Y es que Zombie plantea esta secuela como un giro tan atrevido como peligroso, una suerte de road movie sucia, en el que coloca a los Firefly como protagonistas absolutos, a través de los cuales asistimos a sus idas y venidas y que, por tanto, pasan a ser unos personajes con los que llegas a generar una relación tremendamente perturbadora. Porque llegas a preocuparte por el destino de una serie de psicópatas cuyas acciones grotescas y violentas causen una sensación profunda de rechazo. Y es ahí donde la sensibilidad particular de Zombie, el lirismo de su puesta en escena permiten el despegue de una trama sencilla en su composición pero muy ambiciosa en su fondo. Porque no algo tan novedoso el tener al "villano", al asesino, como protagonista ( tenemos M o El Fotógrafo del Pánico como ilustres ejemplos) pero sí que tiene un riesgo inherente y es la posible glorificación de unas acciones aberrantes, al tener en la primera línea a unas personas con las que, como he dicho anteriormente, llegas a establecer una conexión ( en donde el vestuario, el maquillaje y las brillantes interpretaciones de Sid Haig, Bill Moseley y Sheri Moon cobran un destacable peso ) y en las que es muy fácil caer en la tentación de redimir e, incluso, justificar sus acciones. Porque si aplicas la información, minutos en pantalla y carisma del trío de psicópatas, sumadas al antipático y terrible sheriff que los persigue, en una explotación gore, puedes acabar del lado equivocado y apoyar las acciones y los crímenes de los Firefly.
Afortunadamente, Zombie equilibra la propuesta con una mano maestra y una sensibilidad exquisita, creando escenas terribles ( inolvidable secuencia en un motel, en el que la locura más absoluta y la psicosis quedan impregnadas, como la propia sangre viscosa, en sus fotogramas ) y exponiendo una ambivalencia entre los buenos y los malos, los asesinos y sus perseguidores, el uso de la violencia por ambos bandos, la terrible imágen de similitud entre el bien y el mal, cuando entablan una encarnizada lucha, en la que, no por casualidad, suena el Free Bird de Lynyrd Skynyrd a todo volumen.
Zombie depura su estilo y se consolida en el género con ésta obra que, en mi opinión, quedará para la posteridad.
P. D: Aguardo con mucha curiosidad la llegada de 3 From Hell, el cierre de la trilogía, en la que veremos si Zombie apuesta por un nuevo giro, veremos.
Cecil
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