Drama bélico.
Durante la guerra de Indochina, seguimos las andanzas y penurias de un joven soldado ( Gaspard Ulliel ) y su cegadora ansia de venganza, a lo largo y ancho de la península, de la agotadora selva, una motivación desgarradora que se va comiendo a una persona a lo largo de las dos horas de película. Lo que sobre el papel parece una interesante propuesta, es en realidad una larga y tediosa trama, aburrida y desaprovechada oportunidad en la cual el planteamiento tan pegado al protagonista, una distante y fría historia, un personaje tan tremendamente antipático con el que es imposible empatizar, provocan que lo que podría haber sido un inmersión en la jungla ( fantástica fotografía, muy interesante elección en el montaje de sonido, una cuidada producción en la que puedes sentirte en el espeso follaje y la agobiante sensación de pegajosa humedad selvática ) en una lenta y larga caminata en círculos, donde la trama va y viene, repetitiva y con un fondo político insuficiente.
Probablemente, el personaje de Gerard Depardieu sea una pequeña muestra de los errores de la película: su presencia es magnética pero es tan breve, intermitente y gratuita que su efecto es muy limitado.
para colmo, una presunta relación amorosa sobrevuela la trama, pero de manera tan distante, brusca y violenta, que no solo no ayuda a crear vínculos con un personaje principal ya de por sí complicado y antipático, sino que crea el efecto totalmente contrario.
Es un momento en el que, como público, desconectas de la película y ya solo deseas que termine lo antes posible.