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España España · Badajoz
Voto de Weis:
8
Intriga. Drama Martin Vail (Richard Gere), un ambicioso abogado de Chicago, es capaz de aceptar cualquier caso con tal de salir en la prensa. Un día decide ocuparse de uno que parece imposible de ganar: la defensa de Aaron (Edward Norton), un joven que es acusado del asesinato del arzobispo de Chicago, tras ser detenido mientras huía del escenario del crimen. (FILMAFFINITY)
6 de abril de 2008
39 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
La simplicidad se apodera de nosotros en un comienzo, cual ausencia de trazo sentimos que estamos ante otro producto mas de abogacía, y otro mas de Gere. Se presenta un nudo argumentativo, pero del que el espectador, que quiere convertirse en inquisidor del filme recién comenzada la problemática, se hace vacío.
Ahí es donde sale a relucir la figura del asustado Norton.
Le acusan de algo mas fuerte de lo que nunca imaginaría hacer.

Pero cuando se consigue hacer bueno el dicho "tienes dos caras y enseñas solo la mitad", la película se torna y es cuando el hilo narrativo aumenta, Norton se apodera de pantalla y deja a Gere en segundo plano, sabiendo éste cuando tiene que resaltar y cuando dejarle protagonismo a la señorita Linney, veterana en éste tipo de embrollos, y a un Norton que nos dejaba cuasipasmados brindandonos una interpretación que valía un Globo de Oro.

Hoblit mantiene en todo momento la intriga, y las situaciones van desembocando.
Sensaciones de tristeza y melancolía por el pobre Edward Norton se traducen en idas y venidas, tanto de su cabeza como de la nuestra.
El final se atisba en el horizonte y solo queda pedir la hora para que te brinden un final típico americano, fruto de un desarrollo excitante pero mal rematado.

Laura Linney se convierte en un agobio constante a cada intervención; lo que muchos no se imaginarían es que ella no distaba mucho de la verdad.

Guste o no, aunque en el segundo caso sea difícil, es una gran película, porque contrasta la facilidad con que se lleva a cabo con la complejidad de la historia, la cual hace que a cada momento formules tus propias hipótesis, y cada una que haces difiere de la anterior.
Y es una gran película porque su final es consecuente, porque es motivo de recapacitación, y porque cuaja un asombro en el espectador bastante inusual.

Quien haya seguido mínimamente la carrera de Hoblit y Norton, sepa que el comienzo de ambos apuntaba maneras......y muy, pero que muy, buenas.
Weis
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