No acostumbro a visualizar películas que abarrotan los videoclubs sin pasar por salas de cine. Ni por curiosidad me planteo asistir a la degradación de la carrera de un actor, otrora, efectivo, si no es por motivos de equivocación o de vil engaño.
Es decir, que hace mucho tiempo que dejé de ver pelis que Van Damme, Seagal o Snipes protagonizan como si fuera una reproducción idéntica de la anterior.

Una cosa es hablar de cine independiente o serie B, y otra es hablar de serie Z, esa que no se traga el cinéfilo ducho ni aunque de ello dependa su vida. Pero en ocasiones surgen subproductos tan difíciles de catalogar, dado el tedio en que consiguen sumirte, que tambalean los cimientos sobre los que edificas tus criterios de valoración y tus expectativas de gozo.

En el caso de "Dirty", como cualquier otro título aleatorio que pude haber seleccionado para criticar, presenciamos una fotografía. Una fotocopia artiza y embelesadora que hemos leído y releído. Un compendio insultante y sin encanto que se alarga hasta una duración convencional, pero cuya idea daría para un cortometraje.
¡Y yo criticaba a “Cuestión de honor” porque el tema de los policías patrulleros corruptos y el engaño al que someten a Asuntos Internos, da angustia de lo sumamente trillado que anda!.
Pues, como se suele decir, esto es lo mismo pero peor. Mucho peor.
Porque asistimos a una incredulidad generalizada cuando vemos que semejante aborto fílmico lo protagonizan Gooding Jr. (sí, aquel actor secundario tan decente que ganó un Óscar en Jerry McGuire) y Collins Jr. (aunque no se lo crea, aquel que interpretó a un preso condenado a muerte en “Truman Capote” que, sin ser plausible, firmó una actuación contenida y abrumadora).
Por lo demás, falta de ideas alarmante, escritura vergonzosa que insulta cada minuto del metraje la inteligencia del espectador (copiando, no adaptando, frases literales de otras películas), secundarios de tercera fila (si es que realmente eran actores) y dirección que maximiza las cotas de mediocridad.

Incluso puede apreciarse en la relación íntima de los compañeros policías, una mímesis con “Training day”, pero con resultado mucho menos estimulante.
Como prueba de que no exagero con el bochornoso guión, doy a dejar una reconstrucción aproximada de una de las conversaciones entre los protagonistas. Que la disfruten:

- Tío, ¿puedo preguntarte algo?
- Vale, tío. Venga coño, dímelo de una puta vez. No le des mas vueltas.
- ¿Por qué coño crees que nos jodieron?.
- Joder, tío. No dices mas que chorradas.
- ¿Sabes lo que te digo?. Que a la mierda. Que se jodan todos.

Posiblemente la conversación mas inteligente y profunda de la película.