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Voto de Nuño:
574
Drama
Ema es una mujer de una belleza desafiante, y no sólo para Carlos, su marido, con quien se casó sin amor. Su gusto por el lujo y lo refinado, las ilusiones que tiene por la vida, el deseo que inspira a los hombres... todo ello le hace valedora del sobrenombre "La pequeña Bavary". (FILMAFFINITY)
21 de abril de 2017
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El valle tiene tres niveles que, como matrioskas rusas, parecen contenerse o ser contenidos.
- La originaria Madame Bovary, de Flaubert
- La revisión de Agustina Bessa-Luís; 'Vale Abraão', la pequeña Bovary.
- La película de Manoel de Oliveira.
Cada punto crea distancia y enrarece el fondo, pero no la esencia de su heroína. Las Bovarys del mundo, parece decirnos Oliveira, se repiten cíclicamente, pese a la extrañeza que adquiere un relato lejano identificándolas. La propia Ema no entiende "por qué la llaman la pequeña Bovary".
...
Manoel de Oliveira es un cineasta con una libertad creativa tan radical que resulta doblemente triste admitir que, posiblemente, nunca me llegue a fascinar.
...
En 'El valle de Abraham', la vertiente literaria es doble. La película toma forma de representación fantasmal; Oliveira pone en pantallas las imágenes de la magín del lector.
Es una de dos; una película narrada o una lectura representada. Es decir, Oliveira sustenta su obra, creo yo, en la certeza de que toda imagen cinematográfica inefable tiene su traducción literaria, y toda palabra oída crea una imagen en la cabeza.
La voz omnisciente, continua y clarividente, no siempre habla. Y es en esos huecos vacíos de literatura, donde la imaginación, hecha Cine, pone un rostro, un gesto o un valle entero.
...
La pega para tan audaz proyecto, en mi percepción concreta, es que, a fuerza de procurar la fascinación de ambas disciplinas artísticas, su efecto no me parece perdurable en ninguna.
Gracias.
- La originaria Madame Bovary, de Flaubert
- La revisión de Agustina Bessa-Luís; 'Vale Abraão', la pequeña Bovary.
- La película de Manoel de Oliveira.
Cada punto crea distancia y enrarece el fondo, pero no la esencia de su heroína. Las Bovarys del mundo, parece decirnos Oliveira, se repiten cíclicamente, pese a la extrañeza que adquiere un relato lejano identificándolas. La propia Ema no entiende "por qué la llaman la pequeña Bovary".
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Manoel de Oliveira es un cineasta con una libertad creativa tan radical que resulta doblemente triste admitir que, posiblemente, nunca me llegue a fascinar.
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En 'El valle de Abraham', la vertiente literaria es doble. La película toma forma de representación fantasmal; Oliveira pone en pantallas las imágenes de la magín del lector.
Es una de dos; una película narrada o una lectura representada. Es decir, Oliveira sustenta su obra, creo yo, en la certeza de que toda imagen cinematográfica inefable tiene su traducción literaria, y toda palabra oída crea una imagen en la cabeza.
La voz omnisciente, continua y clarividente, no siempre habla. Y es en esos huecos vacíos de literatura, donde la imaginación, hecha Cine, pone un rostro, un gesto o un valle entero.
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La pega para tan audaz proyecto, en mi percepción concreta, es que, a fuerza de procurar la fascinación de ambas disciplinas artísticas, su efecto no me parece perdurable en ninguna.
Gracias.
