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Voto de Pierrot Le Fou:
8
Drama. Romance Tres matrimonios se ven envueltos en la locura causada por los celos que produce una carta dejada por un hombre muerto amigo de ellos donde les informa que ha estado con las tres mujeres. Cuando él aparece todos le dan la espalda pues ha traicionado su amistad poniendo en peligro su vida marital. (FILMAFFINITY)
1 de noviembre de 2022
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Roberto Gavaldón fue uno de los exponentes del cine de oro mexicano (40’s y 50’) y sin duda un director capaz de transformar lo local en universal, como todo gran artista.

Gavaldón fue en sus días ofuscado por su coetáneo, Emilio ‘Indio’ Fernandez, quien fuera más popular en México por plasmar en el cine temas de interés nacional: el nacionalismo, la independencia, el machismo, el indigenismo, el folclorismo... No obstante, el cine del <Indio>, es para el espectador contemporáneo manipulativo (ej. Todos los mexicanos son charros) y caduco (ej. El exemplo del hombre mexicano). Al contrario, Roberto Gavaldón, creó un cine melodramático digno competidor de los melodramas del cine de oro de Hollywood.

Siempre en contra de los tópicos y con personajes femeninos con roles principales el cine de Gavaldón ha dejado, sin darse cuenta, una profunda huella en el género melodramático (Ripstein, Almodovar, Ozon, Haynes…).

Las tres perfectas casadas (1953) es aparentmente la historia de un Don Juan (recalcar aparentemente). Gustavo (A. De Córdova) muere y deja tras de sí una confesión a sus tres mejores amigos: se ha acostado no con una, sino con las tres de sus esposas. La película comienza como una comedia social (aunque con una tormenta gótica de truenos y relámpagos rugiendo afuera). Mientras las tres damas recuerdan sus infidelidades en un flashback, las sombras se alargan, las cortinas se ondean y nos encontramos en un melodrama negro en toda regla.

La película nos hace cuestionar la noción de melodrama como género femenino. Permiten que Pedro Armendáriz y Arturo de Córdova se porten tan mal, sufran tanto y se emocionen con tanta extravagancia como lo hicieron Dolores del Río o María Félix. En su puesta en escena, Gavaldón lleva la emotividad operística del “retrato de mujer” al duro mundo del machismo. Un director menor podría haber descuidado a las mujeres y sus preocupaciones al hacerlo. Ese no era enfáticamente el estilo de Gavaldón. Y por eso, al contrario que su coetáneo, Emilio Fernández, su cine es tan moderno.

En definitiva, otra película más que recomendable de Gavaldón para todo amante del melodrama de los de antes pero de ahora.
Pierrot Le Fou
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