En "Sin pistas", peli del año 88, un Watson que resuelve casos y escribe novelas, contrata a un actor horrible (suena absurdo, pero es Michael Caine), para dar vida al Sherlock de sus relatos. Pero el doctor es quien investiga, y el otro no hace nada más que el berzas.

En la serie de TV "El inspector gadget", un tipo estrafalario y biomecánico se llevaba la gloria de los casos resueltos por su perro y su sobrinita. Él no era más que un majadero.

En cualquiera de las pelis del inspector Closeau, el detective con chapa no es más que un mongoloide, que se beneficia del trabajo ajeno para resolver casos (bueno, y también de la estupidez de los malos).

En la serie "Detective Conan", un adulto al que volvieron a la apariencia de niño (también con gafitas y raya al lado), resuelve casos de los que cede el protagonismo a un poli que no sabe ni atarse los zapatos.

Y, como esos ejemplos, diez mil más....

Pues se ve que en Argentina, pese a ello tierra de grandes guionistas, algún espabilado pensó que copiando la idea había encontrado un filón, y a fé de ello que aquí tenemos una fotocopia de la serie de allende los mares, de la que incluso han importado al repipi niño protagónico, más soso que chupar un clavo.

Interpretaciones besugas, guiones anoréxicos, argumentos raquíticos, y escenografía penosa (del nefasto, patético, vergonzoso, y vomitivo, nivel de los secundarios ni hablaré), conforman el triste y doloroso esperpento que nos ocupa.

Los guionistas de series españolas deberían pensar en dedicarse a algo para lo que estén más capacitados, como pueda ser animar fiestas en bodas, bautizos o comuniones, si las productoras han de buscar productos tan infames, y tan lejos, para llenar la parrilla de televisión. Porque ésto es una mierda de dimensiones catedralícias, y para tan corto viaje no eran necesarias tantas alforjas.

No sé que share tiene esta memez, ni me importa: igual que en el caso de "Yo soy Bea", la "audiencia" es descomunal... Pero solo recordaré que los índices de audiencia se miden con unos aparatos que solo unos pocos cientos de privilegiados tienen acoplados a sus televisores.
¿Alguien conoce a alguien que tenga uno de esos medidores?... o aún más fácil: ¿alguien conoce a alguien que conozca a quien tiene uno de esos medidores?.

Pues eso: que ni audiencias ni ostias. Lo que es malo, es malo, y esto es una birria, pese a que trescientas personas entre cuarenta y tantos millones digan lo contrario. Como pasa con la caca de la Bea.