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Voto de Kingo:
1
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13.926
Cine negro. Fantástico. Acción. Aventuras
Denny Colt (Gabriel Macht) es un detective enmascarado, un héroe sin superpoderes que protege del crimen a los habitantes de Central City. Colt persigue sin tregua al villano Octopus (Samuel L. Jackson), que asesina sin piedad a cualquiera que le vea la cara. Adaptación de la novela gráfica de Will Eisner. (FILMAFFINITY)
18 de marzo de 2009
23 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Podría decir que la peli es mala de cojones, que ni interpretaciones ni guión merecen la pena perder el tiempo. Podría decir que he visto una pelicula malísima, pero no lo haré: mas bien diré que he visto una adaptación repugnante, repulsiva, asquerosa, y sin escrupulos ni vergüenza, de uno de los mejores comics que he leido.
Tendría yo unos quince años cuando comencé a coleccionar la obra de Will Eisner, un absoluto maestro innovador y genial. Su Spirit era asombroso, un héroe diferente a todos que en muchas historietas ni siquiera era el personaje central, un tipo atractivo para las mujeres que apenas podia balbucear una palabra ante ellas, de timido que era. Su ayudante era un negrito de cachondo nombre (Ebony White), y más que relatos de superhéroes al uso, se trataba de un reflejo de la sociedad norteamericana de final de la segunda guerra mundial.
Asi, fracasados en la vida civil que en lo militar fueron colosos, individuos anodinos que podian llegar a ser decisivos en según que momentos, o ancianas con fondos menos tiernos de lo que asemejaban, se convertian en protagonistas absolutos de sus historias, en las que Spirit solia terminar con escayolas, tiritas, vendas, y moretones. Un único enemigo aparecia en muchas ocasiones, el tal Octopus cuya marca de la casa es que jamás se llegaba a ver su rostro. Todo dibujado con vigor, demostrando el señor Eisner su habilidad para reflejar el movimiento, entre claroscuros a plumilla y pincel que la propia tinta china agradecia.
(sigue en spoiler por problemas de espacio)
Tendría yo unos quince años cuando comencé a coleccionar la obra de Will Eisner, un absoluto maestro innovador y genial. Su Spirit era asombroso, un héroe diferente a todos que en muchas historietas ni siquiera era el personaje central, un tipo atractivo para las mujeres que apenas podia balbucear una palabra ante ellas, de timido que era. Su ayudante era un negrito de cachondo nombre (Ebony White), y más que relatos de superhéroes al uso, se trataba de un reflejo de la sociedad norteamericana de final de la segunda guerra mundial.
Asi, fracasados en la vida civil que en lo militar fueron colosos, individuos anodinos que podian llegar a ser decisivos en según que momentos, o ancianas con fondos menos tiernos de lo que asemejaban, se convertian en protagonistas absolutos de sus historias, en las que Spirit solia terminar con escayolas, tiritas, vendas, y moretones. Un único enemigo aparecia en muchas ocasiones, el tal Octopus cuya marca de la casa es que jamás se llegaba a ver su rostro. Todo dibujado con vigor, demostrando el señor Eisner su habilidad para reflejar el movimiento, entre claroscuros a plumilla y pincel que la propia tinta china agradecia.
(sigue en spoiler por problemas de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Pero llega el Miller este, famoso por sus novelas gráficas (que, para más inri, es un género que inauguró el mismo Eisner con su "contrato con Dios"), y vomita sobre la obra del que debiera ser su ídolo y maestro una porqueria de tanto peso como la que nos ocupa.
Aqui, Spirit es un follador nato, un vivalavirgen, un pesado que asquea con su voz en off narrando estupideces y desvarios, y que lucha ya en los primeros minutos con Octopus a cara descubierta ambos. Y encima el villano es un negro tronado y hortera, que se rodea de mujerzuelas medio subnormales, y de ayudantes descerebrados del todo. La esencia del comic original se pierde por completo, entre modernidades como internet, telefonía móvil, o clonaciones humanas aberrantes y gilipollas. Ebony no aparece, que el mejor amigo del héroe es un puto gato, Spirit es casi que inmortal, y la verguenza del señor Miller queda en entredicho por hacer de una obra maestra una mierda de dimensiones monumentales.
Quizás el señor Miller quiere ser el único autor de cómic recordado, y por eso le ha dado por pisotear a los auténticos clásicos, pero aún quedamos dos o tres que gozamos leyendo The Spirit, aquel enorme comic en que los claroscuros eran magistrales, los sombreados y contraluces dignos de absoluta admiración, y que nos quedamos con los calzones cagados ante innovaciones como que una historia se narrase vista por completo desde la mirada del protagonista.
Eisner supo crear la novela gráfica, y unió la narrativa del cine y la del cómic de manera perfecta. Un adelantado a su tiempo armado únicamente de plumilla y pincel, al que un alumno que todo se lo debe como es Frank Miller, ningunea y le escupe en la tumba, con esta bazofia infumable que es la obra del discípulo que nunca jamás supo estar a la altura del maestro, y cuya envidia debe ser enorme como para hacer semejante porquería, teniendo un material base tan sumamente bueno.
Ay del señor Eisner si no hay cielo... pero también ay por el señor Miller como haya infierno.
Aqui, Spirit es un follador nato, un vivalavirgen, un pesado que asquea con su voz en off narrando estupideces y desvarios, y que lucha ya en los primeros minutos con Octopus a cara descubierta ambos. Y encima el villano es un negro tronado y hortera, que se rodea de mujerzuelas medio subnormales, y de ayudantes descerebrados del todo. La esencia del comic original se pierde por completo, entre modernidades como internet, telefonía móvil, o clonaciones humanas aberrantes y gilipollas. Ebony no aparece, que el mejor amigo del héroe es un puto gato, Spirit es casi que inmortal, y la verguenza del señor Miller queda en entredicho por hacer de una obra maestra una mierda de dimensiones monumentales.
Quizás el señor Miller quiere ser el único autor de cómic recordado, y por eso le ha dado por pisotear a los auténticos clásicos, pero aún quedamos dos o tres que gozamos leyendo The Spirit, aquel enorme comic en que los claroscuros eran magistrales, los sombreados y contraluces dignos de absoluta admiración, y que nos quedamos con los calzones cagados ante innovaciones como que una historia se narrase vista por completo desde la mirada del protagonista.
Eisner supo crear la novela gráfica, y unió la narrativa del cine y la del cómic de manera perfecta. Un adelantado a su tiempo armado únicamente de plumilla y pincel, al que un alumno que todo se lo debe como es Frank Miller, ningunea y le escupe en la tumba, con esta bazofia infumable que es la obra del discípulo que nunca jamás supo estar a la altura del maestro, y cuya envidia debe ser enorme como para hacer semejante porquería, teniendo un material base tan sumamente bueno.
Ay del señor Eisner si no hay cielo... pero también ay por el señor Miller como haya infierno.