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Cuba Cuba · Guanabacoa
Voto de Kingo:
8
Drama. Romance Japón, mediados del siglo XIX. Seibei Iguchi es un samurái de bajo rango que trabaja como burócrata. Viudo, vive con sus dos hijas, a las que adora, y con una madre ya senil, por lo que se ve obligado a hacer otros trabajos para poder sacarlas adelante. Una nueva oportunidad se presenta en su vida cuando se entera de que Tomoe, su amor de siempre, se ha divorciado de su cruel marido. Sin embargo, el rígido código de honor de los ... [+]
25 de septiembre de 2006
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás algun día el cine europeo nos regale una película sobre un simple soldado romano (no de un emperador o un victorioso general, que de ésas las hay a cientos), que nunca alcanzó la gloria, y de las dificultades que pasó para sobrevivir en la Roma Imperial, siendo un absoluto don nadie en una de las épocas más importantes de la historia europea. Es extraño que algo así no se haya realizado (al menos, yo no tengo noticia), cuando incluso los yanquees han revisado, y mira que es corta su historia, las vivencias de un personaje anónimo en un momento en el que se crearon grandes héroes (en este sentido, magnífica la comparación con "Sin Perdón" de BeatPablo).
Asi pues, estamos ante una cinta intimista con unas portentosas interpretaciones, que más que actuar parece que los actores lo viven, que nos transporta al final de la etapa de los samurais, de una manera de vivir y de una era, siempre visto con el prisma de quien entre tantos cambios sociales y políticos, apenas tenía un respiro en su preocupación de dar de comer a sus hijos, y sobrevivir con un mínimo de dignidad.
La ambientación se alía con los actores, nos da la impresión de que es casi un docudrama y que lo que vemos sucede realmente. Sencillamente magistral.
Recomendable, y con aspavientos, para quien guste del cine que narra sentimientos, además de ser una preciosa oportunidad para recordar que, sea en Japón o en Roma, siempre hubo soldados anónimos que la historia olvidó, porque mientras unos pocos pasaban a la posteridad, ellos ya bastante padecían intentando sobrevivir.
Mas o menos como hoy en día, o como ayer. La historia de la humanidad tiene, en realidad, apenas cuatro o cinco páginas que no dejamos de releer.
Kingo
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