Los diez primeros minutos ya avisan de que nos encontramos ante una obra que, mas que terror, provoca pavor: un bebé de latex al que solo le falta el código de barras, una señora de cincuenta y pocos a la que le han puesto una peluca gris con moño para aparentar anciana, una niña con una calva postiza de goma que se le mueve cada vez que gesticula... pavoroso, si. Las interpretaciones son horrendas, la fotografía abusa de los colorines chillones como producto de Bollywood que es, el argumento es una mera copia castrada de la ya de por sí infumable The Eye, y los efectos especiales están a la altura de Kárate a muerte en Torremolinos.
A destacar los aspavientos que hacen a cada instante los intérpretes y en especial la prota, cuyas capacidades para actuar se limitan a jadear continuamente, poner cara de asombro desmedido, hacer ademanes exagerados y mirar al vacío.
Insufriblemente mala, tan sólo se la recomendaría al pelotón de fusilamiento que ronda por estos pagos, como justa venganza por darle tanto y tan rápido al "No" sin leer siquiera y mucho menos opinar.