Tras varios meses de espera, por fin se ha podido ver la nueva película de Lindsay Lohan (Actriz que no termina de desagradarme pero a la que su vida privada le juega malas pasadas) y, cómo no, las críticas han sido, en su mayoría, malas.

Cierto es que la película no posee una gran calidad y que el par de giros que da la película al final son bastante ridículos. También es verdad que tanto James Deen como Nolan Gerard Funk no tienen grandes nociones actorales y salta a la vista, pero pegan en la película, uno como sociópata manipulador y el otro como chico florero. Sin embargo la película tiene varios aciertos: La estética, si bien de Serie B, acompaña a los personajes y se amolda a sus personalidades, al igual que la música, ayudando a crear esa atmósfera opresora que no sería tan real si no fuera con el trabajo de Lohan que se esfuerza en todo momento por no caer en el ridículo ni en lo tópico y lo consigue, creando un personaje débil, con contradicciones. Lohan se ha demostrado a sí misma que puede actuar, no digo que vaya a ganar un Óscar o que su interpretación vaya a pasar la historia porque no es así, solo que aquí se reafirma como actriz con un personaje adulto y dramático.

De lo demás, nada que no sea previsible: Sexo, manipulaciones varias, algún que otro guiño a los telefilmes de después de comer... Pero aun así, y aunque la historia a veces cojee y en los últimos 15 minutos te descoloque (Para mal), merece un poco la pena.