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Voto de Manuel Esteban:
10
Drama Mikhail llega con su esposa a la casa de campo de un amigo para pasar el fin de semana y allí se encuentra con la mujer a la que amó de joven. Este encuentro le hace añorar su juventud y las ilusiones perdidas. (FILMAFFINITY)
20 de agosto de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Corría el año 1977 y Nikita Mikhalkov presentaba lo que sería su tercer largometraje, al que llamaría Pieza Inconclusa para Piano Mecánico, basándose en la obra teatral Platonov, que escribiría Anton Chejov a temprana edad, cuando contaba con tan solo 18 años.

En un principio el ambiente se torna confuso, no se da mucha información respecto de quienes son los sujetos que aparecen en escena; Mikhalkov se toma su tiempo, permitiendo al espectador acomodarse un poco al contexto, pero sin dar demasiada información, y sosteniendo diálogos que de por si tampoco aclaran el panorama en cuestión. La aparición de quien es el protagonista de la historia lleva unos minutos, pero irrumpe de manera clara; se trata de Mikhail Platonov (papel llevado a cabo por Alexander Kalyagin), un personaje que por sus formas no pareciera del todo pertenecer a dónde lo han citado, pero conserva el espíritu de camaradería que la situación amerita, sobre todo cuando su esposa es una de las integrantes de aquella familia.

Minutos más tarde aparece en escena otros de los hermanos, con su nueva pretendiente, Sophia, que resulta ser, por aquellas circunstancias extrañas de la vida, un viejo amor de Platonov, o algo por el estilo. La situación en si, sumada al contexto vivido, repercute en forma negativa en carne de nuestro protagonista, quien termine cayendo en un entorno conflictivo y de difícil resolución, primariamente por ser este un maestro de escuela, quién prefirió no escalar posiciones, en orden de priorizar el sustento de una ideología.

El motivo central y enfoque brindado por Mikhalkov parece enraizado en la situación socio política que atravesaba la URSS, su país, por aquel entonces; el fin de la década de los 70′ llegaba y había mas dudas que resoluciones, más preguntas que respuestas en cuanto a lo que deparaba el futuro. Pareciera oportuna la adaptación, siendo que Chejov la había escrito en su momento, vivenciando el duro transitar
de una “sociedad herida de muerte”. Quizás por ende, asustado ante la incertidumbre, termina de plasmar con grandeza un escenario de conflicto, de oposición, y de cuestiones irresolubles, entre quienes creen en poder sostener las formas, y quienes creen que todo está terminado.

También se expone el mismo Platonov, un poco sentido por el paso del tiempo y por la nostalgia de años que han pasado hace demasiado, dejando un sabor amargo y desalentador, incluso dejando de lado el porvenir al lado de su actual mujer. Este film no llegó a ser de los más famosos del director soviético, siendo recién Sol Ardiente, película del año 1994, la que obtendría mayor consideración por parte de la crítica. No obstante es una pieza altamente recomendable y sumamente interesante.
Manuel Esteban
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