Si en la cuarta entrega se nos sorprendia con una carrera por túneles subterráneos, en ésta nueva tampoco saldremos defraudados por su acción sorprendente. Es todo lo mejor que se puede decir de la quinta parte del delincuente motorizado más veces capturado y fugado en la historia moderna del cine de accion.

El rollo de tipo duro que se vacila de la ley haciendo su propia justicia, con sus principios de lealtad y compañerismo a toda prueba, metiéndose en las acciones más osadas (e inverosímiles) son los ingredientes comunes en todos los films, y en éste hay más de lo mismo y hasta más que en el resto, para los fans, una golosina muy endulzada.

Por tanto, nada nuevo de originalidad, sólo que la acción se ha trasladado a Brasil, aprovechando que Río se ha puesto de moda, con escarceos por las favelas y carreras policiales por sus calles y autopistas.

Se echa de menos no obstante más ritmos musicales latinos y más sensualidad acorde al espíritu de la saga, lo que un rodaje en el cálido Brasil podía propiciar sobradamente, pero el director ha querido centrarse en el ritmo de la acción sin aderezarla con aliños que pudieran despistarnos de su objetivo: el Toreti es el Rey y el Harry el sucio del volante.

Por tanto, tetosterona a tope, los personajes carismaticos de siempre, y a disfrutar de unos films que tras su magnífico arranque ya rayan en la ciencia-ficción, por no decir, que se sumergen en ella...