Aunque a Santo no le sentaron bien las películas en color y setenteras, este enfrentamiento con un descendiente del Dr. Frankenstein tiene hasta medios, poquitos, pero los hay. Y es la segunda vez que se enfrenta a un pariente de Frankenstein, y también el villano quiere algo de él: trasplantar su cerebro.

Santo vuelve a lucir una nueva novia ¡si es más promiscuo que Julio Iglesias! que será secuestrada para extorsionarle. El tal Frankenstein usa un manual para trasplantar cerebros, y su motivación es recuperar a su mujer en coma. Será Doctor pero ¿no de da cuenta que si le cambia el cerebro a su mujer por el de otra persona, dejará de ser ella? Está claro que ir a colegios de pago no siempre brinda una buena educación ...

Tendremos la ración habitual de combates en el ring, aunque los combates cuerpo a cuerpo con los masillas son escasas. La textura del filme se asemeja a la serie de TV de Batman de Adam West, así los dos luchadores lucen gadgets como los relojes-radio-GPS y llevan ambos descapotables, a juego con el color de su máscara; el coche de Blue Demon es azul. También la ropa que lucen es como un uniforme. El cubil del malo es una base científica con pasillos de paredes metálicas y puertas automáticas, todo muy de supervillano. Y habrá una sorpresa final que tiene su gracia.

La música tipo jazz no pega ni con cola y estropea el inicio de un filme que arranca como una película de terror sesentero y acaba como un cómic.

El filme puede verse y tiene su cierto encanto. Tiene frases gloriosas, como esa en la que al ser preguntada la novia de Santo sobre si tiene miedo de ir sola de noche con un asesino merodeador ella exclama ¡si solo ha matado doce chicas!. Será interpelada por Blue Demon y ella intentara justificar tamaño desatino.